lunes, 5 de enero de 2009

Amor por defecto…

El error, equivocarse, querer y no querer… dudar, es importante para sostener al amor.

Porqué? Porque es parte del juego que nos propone la vida y sólo así se alcanza lo sublime. No es importante ser “racional” sino dejarse llevar por el corazón, y todos lo tenemos. No importa que tan poco lo hayamos “usado” hasta ahora.

Nos “enamoramos” de lo tan “perfecto” que nos sentimos cuando estamos con el otro. Nuestra sangre lleva a todo nuestro cuerpo lo que genera nuestro corazón y se percibe en el aire y el otro lo siente y si nuestro amor es correspondido eso lo retroalimenta.
Uno se “pierde” en el otro y entre los dos nos “encontramos”.

El amor suele ser efímero e intenso y tenemos miles de pequeños “enamoramientos” de esta clase que muchísimas veces quedan dentro de nosotros.

El amor perfecto comenzamos a “sentirlo” cuando comenzamos a enamorarnos de los defectos del otro y lo mismo le sucede a nuestra pareja.

Este amor no es “alegrarse” de todo lo mal que el otro hace sino de cómo reacciona a eso, como lo supera. Es como aprender a reírse de uno mismo.

Esto provoca que ese “amor” sea una “sociedad de socorros mutuos” donde ambos viven la riqueza de lo imperfecto que, aunque así parezca, se hace perfecto porque lo constante e imprevisible de los sucesos que nos suceden con el otro nos llevan a perdurar en el tiempo haciendo cada día sea único.

El amor es por lo diferente que somos cada día, por lo imprevisible. Esto mantiene el interés vivo y buscamos descubrir al otro constantemente.

Si podemos predecir al otro la relación resulta aburrida y perdemos el atractivo que nos mantiene vivos y todo se apaga poco a poco sin aviso.

Este “amor apagado” es cuando cambiamos el amor por lo que “somos” por el amor por lo que “hacemos” y la relación cambia drásticamente porque cambiamos el sentir por el pensar, cambiamos el corazón por la mente y la mente no se enamora, al amor sólo lo puede sentir el corazón.

¿Qué pasa cuando en la relación se mezcla el amor y la rivalidad entre el varón y la mujer?
Se incorpora un matiz que puede ser complicado y si conseguimos sostener un delicado equilibrio entre ambos será el secreto para que la relación y todo lo que la envuelve y acompaña se mantengan vivos más allá que todo este cambiando siempre.

El amor no es eterno, muta, se transforma constantemente y mantenerse en “sintonía” hace que la pareja renueve sus lazos en cada instante, con cada gesto, en cada mirada.

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