lunes, 24 de agosto de 2009

Las Tendencias que se “imponen” no significa que sean buenas

Parejas "cama afuera": una tendencia que se impone; es como da título Clarín a una realidad de estos días, a una nota escrita por Mariana Iglesias

Para evitar el desgate de la rutina y cuidar espacios propios, cada vez más parejas optan por vivir en casas separadas. Para los expertos es una alternativa a los múltiples modelos de familia de hoy.

"A esta altura de mi vida sería incapaz de vivir con otra persona", confiesa Aníbal Riveras, 70 años, 5 junto a Amelia, de 67. "Estar de novios es ideal porque no hay desgaste. Está claro... ¿Por qué los amantes se llevan bien? ¡Porque no conviven!", insiste Aníbal que, como Amelia, ha tenido su matrimonio largo y con hijos. Ya no. Ahora, que son abuelos, eligieron ser novios. Como tantos. Es que la decisión ya no tiene el condimento excéntrico a lo Woody Allen, y tampoco carga con antiguas condenas sociales. Tal vez porque uno de cada dos matrimonios termina en divorcio, la pareja "cama afuera" se está volviendo una variante más a los múltiples modelos de familia de hoy.

"Es algo de lo más común. Como hay mucho divorcio y mucha rotación de pareja, la gente se protege así, manteniendo sus espacios", dice Diana Rizzatto, de la Sociedad Argentina de Terapia Familiar. Para la psicóloga y sexóloga Diana Resnicoff, las dudas sobre este modelo son cada día más frecuentes en el consultorio: "En general tuvieron parejas que no funcionaron, también hijos, y buscan otra alternativa. Rompen con el modelo tradicional y les suele ir mucho mejor". Viviana Koffman, del Club de las Divorciadas, asegura que la realidad ya supera lo jurídico: "En el matrimonio la Ley exige la obligación de vivir juntos, pero hoy se aceptan otras situaciones". Y pone el caso de las familias ensambladas: "Se sabe que el principal factor de riesgo en la ruptura de una familia ensamblada son los hijos que cada uno trae. Por eso, hay muchas parejas que prefieren no complicarse y vivir cada uno en su casa. Lo cierto es que antes era imposible y ahora se ve como una salida inteligente". Lila Isacovich, psicoanalista de la Fundación Buenos Aires, también da una opinión positiva: "Es fantástico que haya tantos modelos de pareja como relaciones. Es una tendencia muy marcada, que se ve más práctica y más segura. No es falta de compromiso sino al revés, es una manera de cuidar la pareja. Se dan relaciones de un compañerismo que permite espacios propios. Se comparten fines de semana y vacaciones, pero el día a día es cada uno en su casa". Bernardo Stamateas, autor de "Sexualidad y erotismo en la pareja", habla del cambio de costumbres: "En las parejas de esta época posmoderna no existen reglas fijas ni rituales familiares, sino que se buscan nuevas maneras para que la pareja funcione y así vencer los dos problemas por los que toda pareja se quiebra, que son la pérdida del amor romántico y los problemas sexuales".

Irene Loyácono, directora del Centro de Terapias con Enfoque Familiar, habla de las primeras parejas, las jóvenes: "La pareja sin convivencia se deriva de ese estilo light, propio de nuestros días. Es una forma racionalista de ahorrarse los problemas que acarrea la negociación de tantos detalles. Implica una posición centrada en el yo: no estoy dispuesto a comprometerme demasiado ni a hacer mucho esfuerzo. Y si bien es cierto que la cama afuera logra ese objetivo, deja por el camino otras cosas valiosas que sólo aparecen en las relaciones comprometidas. Sin olvidar que, si vamos con tan poca fe a la consumación del amor es probable que caigamos en una profecía autocumplida: terminamos separándonos".

Para la ginecóloga y sexóloga Beatriz Literat, es importante el "permiso" o "legitimación" que se le da hoy a este nuevo vínculo: "Antes estas relaciones no se hacían públicas, pero hoy hay nuevos modelos y la gente los usa. ¿A quién no le gusta estar de novios y salir todos arregladitos? Pero a veces es pura comodidad. No creo que el matrimonio como institución haya fracasado sino que a veces se elige mal a la pareja".
¿Entonces...?
Dice Stamateas: "El amor de pareja es el deseo de tener intimidad emocional, sexual, intelectual y espiritual con el otro. Es darle la bienvenida a mi territorio sin sentir miedo a perder mi pellejo. Es vivir un proyecto junto a quien se ama. No depende de donde se viva, sino del espacio interior que le damos al otro para entrar en nuestro circuito de intimidad afectiva". Clarin, domingo 23/8/09.

Y así finaliza el artículo.

Desde mi sentir, únicamente coincido con lo expresado por Irene Loyácono, directora del Centro de Terapias que desde el costado “familiar” aporta lo más importante que tiene una pareja que es el formar una “Familia” y no simplemente que dos casi extraños decidan “acompañarse 3 veces por semana” creando una fantasía de “estamos bien” cuando en realidad en realidad existe un sentimiento enterrado de “no soy capaz de formar una familia”, con todo lo que esto implica.
Una familia no es casarse y tener hijos y criarlos, tener un perro, ir de vacaciones juntos… si crees es así… mal te veo.


Una familia es aceptar y respetar al otro, principalmente y amarlo como es. Ese otro es el compañero/a y los hijos a quienes más que a nadie debemos enseñarles que cuando hay respeto y amor todo lo demás viene por añadidura.

Es como decir la verdad, aunque a veces duela. No complica las cosas sino que las simplifica.
Casi diría que las parejas cama afuera es una solución de compromiso a una realidad de personas que creen son incapaces de amar con todas las letras.

Y porque se da esto? Esto sucede porque escuchamos voces que nos dicen todo lo bueno que somos y nos preguntan ¿Por qué no vemos todo lo malo del otro? Y además, creemos que el amor es un ida y vuelta y que si a veces no vuelve no hay amor.

Y no es así, el sentido del amor es DAR. Siempre. Y allí termina. Y allí cada uno encuentra su felicidad.

Si el otro nos DA amor, entonces el feliz es el otro por haberlo dado.

Cuando medimos al amor por lo que nos dieron… lo medimos mal y estamos en bancarrota.

Y como en cada cosa cada uno tiene una verdad, que es la propia realidad en que vivimos.

A veces, nos resignamos, a veces la luchamos, a veces nos sorprende... y está bien. Cada uno es el hacedor de su realidad... SIEMPRE y no hay culpas fuera de nosotros... ese es el camino fácil.


viernes, 14 de agosto de 2009

Peor es nada

Peor es nada... pero nada? ¿porqué?

Por miedo a fracasar nuevamente? por miedo a exponernos, a desnudarnos frente al otro?

Por miedo a entregar nuestro corazón a ese ser que no se muestra abierto a recibirlo?

Porque será que muchas veces optamos por conformarnos (o resignarnos) con un poco cuando tenemos la posibilidad de tener TODO?

Y un "peor es nada" porque está? ¿porqué lo hacemos posible? ¿porqué dejamos entre a nuestra vida?

Y puede ser porque a veces la soledad es muy fría y ese "peor es nada" aporta un poco de calor, o porque está bueno hacer y deshacer sin tener que dar explicaciones o consultarlo con un otr@ y ese "peor es nada" es necesario para elevar nuestro autoestima como hombre o mujer y sentir que aún somos deseables para los otros...

En definitiva, el tema pasa por las razones de la elección de "peor es nada" cuando en realidad somos los protagonistas de nuestro presente siempre y podemos elegir lo que querramos.

"Mejor es Todo que Peor es Nada"... ¿no te parece?

viernes, 7 de agosto de 2009

Las emociones

Las emociones son… algo muy cercano que muchas veces intentamos controlar, esconder, incluso anular como forma de ayuda a nuestro vivir. Desde pequeños nos manejamos con las emociones en forma totalmente intuitiva… es como información genética pero la vida nos enseña que si nos exponemos muchas veces podemos salir lastimados.

Nos hicimos conscientes de todo lo que las emociones importaban, nos damos cuenta de que todos intentamos ser racionales y ponemos a la mente conduciendo nuestros actos, aparentamos por fuera y muchas veces por dentro pasan otras cosas. Esto es porque somos seres emocionales, racional es una computadora, no nosotros.

Pretendemos que esto sea así incluso intentamos aparentar tanto que algunos se lo creen (y lo peor de todo es que nosotros tambien) y no nos damos cuenta de que las emociones controlan todo, absolutamente todo. Si una persona es buena no lo es porque eso sea racional, lo es porque siente emociones positivas al ser una buena persona y aunque actúe de forma racional las emociones siempre tendrán un peso importantísimo en todas y cada una de las actividades.

Pensemos en un político que puede ser excelente persona pero si emocionalmente no está bien plantado, es posible que en apenas dos días de nombrado el mejor político de la historia se convierta en el peor villano de la historia por tan solo una mala experiencia traumática, que le trastoque las emociones y le haga creer que no merece la pena luchar por los seres humanos. Es el poder que droga, emborracha y nos hace creer que somos más de lo real.

“o mueres como un héroe o vives lo suficiente cómo para convertirte en un villano”.

La mayoría de las personas tenemos buenas intenciones pero, si tenemos poder… muchas veces ese poder nos domina y nos transformamos en villanos haciendo a otros todo aquello que antes criticamos porque lo hacían a nosotros.

Ninguno de nosotros estamos exentos de las emociones y de un día para otro nuestra forma de ver el mundo puede cambiar para siempre. Pensemos por un momento a los jóvenes típicos que corren mucho con el coche y conducen bebidos, esos jóvenes se divierten, son felices y despreocupados, sus emociones son de “quiero divertirme y sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo sea como sea”. Los jóvenes no son conscientes de que se juega la vida de ellos y de quienes lo rodean en calles y autopistas.

Todo puede marchar bien, sin mayores inconvenientes, pero un día pasa algo y ese joven se convierte en asesino de quienes viajaban con él o de otros que ni conocía… mucho lo hemos visto en las noticias. ¿Cómo te crees que se va a sentir esa persona? A menos que sea una basura como persona, sus emociones le harán odiarse a si mismo, los remordimientos le comerán y probablemente apoyará campañas de tránsito cuando tenga más edad.

La experiencia de haber matado lo va a perseguir durante toda su vida, le va a marcar todo su destino y todo porque no era consciente de la peligrosidad de sus acciones e incluso las consideraba divertidas.

No creo que haya muchos tontos por el mundo y basta una emoción fuerte o un hecho de vida que nos toque en lo profundo de nuestro ser para que escarmentemos, o dicho de mejor manera, para que despertemos al mundo real. Somos como ese niño molesto que todo el rato está molestando hasta que alguien le da una cachetada, ese niño a aprendido mediante la emoción del miedo y el dolor que le provoca malas emociones.

No aprendemos mediante la lógica, aprendemos mediante las emociones, según las que experiencias pasemos, como las afrontemos y superemos determinará nuestras creencias, quienes somos y que queremos hacer.

Lo más curioso y gracioso de las emociones es que hacemos muchísimas cosas para justificar nuestros actos basados en nuestras emociones.

Siento que las emociones son lo que controla el mundo y escribo un montón de cosas que suenan muy coherentes y verdaderas y tú piensas: “tiene razón”, “me hace pensar” y es que todos respaldamos nuestras emociones mediante la lógica y el discurso, buscamos miles de justificaciones que den apoyo a nuestros actos.

Pero si verdaderamente queremos ayudarnos dejaremos de justificar nuestros actos ya que estaremos engañando a nosotros mismos y es actuar en nuestra contra. Porque?

Porque a cada mal acto le encontraremos una buena justificación y esto hará que no lo corrijamos porque “hicimos bien” y si alguien se queja diremos… "son unos estúpidos, no entienden mi razón” y continuamos viviendo en nuestra propia realidad llena de mentiras y engaños a nosotros y a los demás (hasta que se dan cuenta). Pensaremos “quienes nos adulan son dioses y quienes nos critican son estúpidos”.

Ser consciente de esto e intentar controlarlo es lo tratamos de hacer sin embargo, somos humanos y como todos, cometemos errores pero mientras sepamos que cometemos errores es lo único que necesitamos porque desde allí estaremos listos para repararlos.

El problema no es equivocarse, sino creer no podemos equivocarnos y cuando es así, encontrarle la vuelta para no reconocerlo.

Si aprendemos a “aceptar” que cometemos errores es lo más importante que necesitamos para comenzar a vivir “en serio” porque estaremos listos para reparar lo mal echo.

Las emociones, a veces, hacen enojarme y buscar excusas cuando alguien busca justificaciones en mí contra, pero a la corta o a la larga aprendo a discernir cada parte y buscar todo aquello que me puede hacer mejorar.

Pero casi nadie actúa así, es más, hablamos casi siempre sin saber, sin pruebas y ni creyendo en lo que decimos y así nos hemos encontrado al personaje típico que da igual de lo que hables: “él lo sabe todo”.

¿Por qué podemos actuar así? ¿Por lógica? Evidentemente no, actuamos así debido a las emociones, nos sentimos bien diciendo y explicando cosas y es tan positivo y potente ese sentimiento y nos sentimos tan bien que anula nuestros malos sentimientos que nos pueden producir el mal aconsejar o el hablar sin tener idea.

¿Por qué no actuamos así?

Porque sentiremos más emociones malas y nos sentiremos mal al decir y hablar sobre cosas que no tenemos idea. ¿Y por qué nos sentimos mal y otra persona se siente bien?
Porque las experiencias que hemos vivido son diferentes y nos han enseñado de forma diferente, incluso vuestros genes son diferentes.

Durante muchos años se ha creído que las personas no cambian, que somos estáticos.

Yo, creía de esa manera “acéptame como soy no puedo cambiar”, pero ahora me di cuenta que desde que nacemos el cambio es constante y somos dueños de la dirección que damos a nuestra vida… así que basta ya de echarle la culpa a mami, a papi, al vecino, al jefe… al que se te cruzo y te lo llevaste por delante…. Eh!!! Basta ya!

¿Y sabes que cambia nuestra manera de vivir? Cada cosa que vivimos, las vivencias, las emociones… Si eso que todos los días nos pasa… nos gusta? Si o no? Y de allí que hacemos con ello.

Hay que aprender a ser más decidido, valiente y mucho menos tímido. ¿Cual es el temor por equivocarnos? ¿Quién puede juzgarnos?... ¿y se trata de eso? De que alguien va a juzgarnos… quien tiene ese derecho? NADIE.

Y si decidimos SER humanos y vivir acompañados por nuestras emociones verdaderamente seremos humanos, hombre o mujer… y nuestras vivencias serán reales… tendrán “peso” y ganaremos una vida más rica.

Y en las palabras… todo bien, resulta tentador… pero, ¿porqué muchos huimos de las emociones? Será porque “asusta” ser más humanos.