sábado, 15 de diciembre de 2007

¿Por qué? …. Porqué

En situaciones límite ¿porqué? Es la pregunta que siempre nos hacemos y muchas veces evadimos (conciente o subconscientemente) su respuesta.
Esto nos pasa especialmente cuando está relacionado a nuestros sentimientos.
En cuanto a la relación de pareja en nuestra sociedad hay muchas maneras de vivir y sentir (¿se puede decir moral?) incluso en la misma pareja la relación se vive y siente en forma diferente.
Me refiero a que la pareja de dos es al comienzo y después se transforma en pareja de 3, 4 y a veces más componentes. Estos pueden ser otros hombres o mujeres o actividades individuales de los dos integrantes.
Mientras la pareja encuentra los caminos para “conocerse” la relación está creciendo y la pareja toma vuelo produciéndose un intercambio de “tesoros” entre ambos. Cuando esto se reduce o deja de producirse la necesidad de movimiento que tenemos hace que busquemos fuera de la pareja lo que falta. Este es el principio del fin de la pareja.
Esto no sólo puede ser una pareja ocasional o secundaria, sino también el desarrollo de actividades que dejan fuera al otro, como el exceso de trabajo o proyectos cada vez más “personales e individualistas” que no hacen más que establecer compartimentos estancos en la pareja.
Cuando esto se hace muy grande deriva indudablemente en la rotura de la pareja y en la inevitable separación.
En el caso por la incorporación de un tercero o tercera, para el “abandonado” es muy simple responsabilizar a esta persona como factor determinante de la separacion y al mismo tiempo esta persona es “refugio” del otro miembro de la pareja mientras dura el duelo por el fracaso.
Esto hace más fácil recomponer la vida a ambos ya que ambos habiendo superado el duelo buscaran una nueva pareja, con la promesa de “esto no me sucederá otra vez”.
El dolor más grande y complejo de mitigar es cuando esto no sucedió y no tenemos a quien culpar. Cuando este dolor se instala en nosotros se transforma en angustia, depresión, profunda tristeza, dolor por el fracaso del “más” importante proyecto y en una carencia de energía y concentración para llevar adelante las actividades que normalmente hacíamos.
En el dialogo previo a la separación se dice somos igualmente responsables de esto y es una verdad a medias porque no es totalmente sincero y por comodidad ponemos (internamente) en el otro la mayor parte de la responsabilidad por lo sucedido.
Esto es muy cómodo al principio y da una sensación que la separación es la solución a nuestros problemas, pero nos distrae en la búsqueda de una respuesta que tenemos que encontrar para seguir adelante (juntos o separados) en la vida.
Algunas veces el motivo de la separación es la carencia de proyectos en común, terminamos nuestra carrera, compramos nuestra casa, la decoramos, tuvimos un hijo, etc.
Si después de esto no encontramos la manera de generar nuevos proyectos en común, estos cada vez son más individuales alejando a las partes. Esto es el inicio para que, tareas que antes eran disfrutadas juntos sean motivos de discusiones y cada vez más frecuentes.
Dado que la pareja está dentro de la situación no se ve el problema y se genera una pérdida de interés por lo que el otro hace y se le da más importancia y espacio a lo propio alejando más a la pareja.
Ambos sienten que algo está mal e individualmente se busca qué, pero como los problemas de pareja sólo se solucionan en pareja normalmente no se encuentra solos la solución y si se consigue tener la convicción que YO intenté buscar soluciones que al no encontrarlas se produce el reclamo al otro.
Estos reclamos no siempre son entendidos por el otro ya que los siente injustos y no responde a los mismos generando más tensión en la pareja. Ésta tensión llega a un punto que supera la capacidad de tolerancia de alguno y se produce la ruptura diciendo “quiero que te vayas de la casa, no soporto más está situación” o "Me voy de aquí, no aguanto más esto”.
FIN.
En realidad es el principio ya que después de varios meses, y a veces años, tenemos los mismos sentimientos y problemas que teníamos al patear el tablero. Esto no es más que una señal que tenemos que saber entender y, talvez, la solución no era sacar al otro del medio sino la búsqueda de una solución compartida.
¿Como encontrar ésta solución? Únicamente hablando honestamente, sin reproches, sin dolor, buscando el apoyo del otro, buscando el dialogo sin señas, sin mensajes cifrados que el otro debe entender, no es un juego. También entendiendo que el otro no es uno y vive y siente algo diferente a nosotros.
Cada pareja es única, no hay comparación posible, no hay modelos a seguir. Todo lo “civilizado” de una separación se transforma en “incivilizado” visto desde lo que provocaen los involucrados directa (pareja) e indirectamente (hijos y familia).
Ahora bien, ¿Qué hacer entonces?
Cada quien tiene su respuesta ya que es el único actor que puede representar su vida, lo demás son interpretaciones de alguien que conoce parte de la realidad vivida y sentida.
Sólo hay que mirar para dentro más allá del dolor que esto provoque.
Es como un parto, intenso dolor, desgarrante (sólo una madre lo puede saber) pero se olvida después del nacimiento ya que éste produce una felicidad tan grande que el inmenso dolor se evapora y olvida instantáneamente.
Esto mismo sucede cuando encontramos la respuesta, “nacemos” a nuestra nueva vida y lo nuevo implica esperanza, todo por hacer y descubrir o redescubrir.
La única cosa que debemos saber es que “el amor y la verdad van de la mano pero, a veces, el dolor es tan grande que es posible nos enamoremos de una mentira”.

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