domingo, 2 de enero de 2011

Exhibe y triunfarás o, te evades de ti mismo?

La tendencia a la exhibición ya trascendió el formato de los reality show y abarcó otros formatos de la TV. Las ficciones descienden en rating y los ciclos triunfantes son aquellos en los que sus protagonistas muestran su intimidad ¿Cuál es la razón del éxito de estos ciclos? ¿La TV impone o la sociedad dispone? ¿Porque sucede esto?

Llegábamos a casa agobiados tras la jornada laboral y deseábamos quitarnos la cabeza y ponerla en la heladera y dejar colgado el cuerpo en el placard hasta el día siguiente.

Y, cuando encendíamos la TV, sucede que en el resumen informativo mostraba (y muestra) como una de las noticias del día, 'Rocío fue expulsada de la casa de Gran Hermano'. No nos asombrábamos, ni para una queja, porque si cambiábamos de canal encontrábamos que en el noticiero del canal vecino se hablaba de 'Bailando…' o de la sexualidad del personaje de turno.

¿Por qué los noticieros ocupan gran parte de su grilla en noticias relacionadas al espectáculo y a los reality shows? ¿Por qué los programas periodísticos migraron a la TV por cable? Sigue habiendo ficciones, ¿por qué sólo algunas mantienen altos sus niveles de audiencia y la mayoría desaparecen a al poco tiempo de estrenarse?
Las estadísticas del rating mandan y los programadores obedecen con disciplina. En la actualidad los reality shows y los ciclos vinculados a la prensa rosa son los de mayor audiencia. Además, todos los programas de horario central replican como disco rayado aquello que ha ocurrido por la tarde o mañana en los envíos de chimentos.
La característica común de todos estos ciclos es la exhibición de sus integrantes. No importa es en el formato de reality show o en los programas de chimentos o bailando o patinando…, aquellos que participan o protagonizan uno o varios segmentos se preocupan y ocupan por exhibir su cuerpo o transmitir en su discurso que todo queda al descubierto. Nada debe ser librado al azar, todo tiene que ser dicho y exhibido para poder triunfar y conquistar el morbo del televidente.

Estas realidades falsamente verdaderas que exhibe la TV no son casuales, sino que son porque se ha descubierto que la mayoría de la gente “HUYE” de sí para refugiarse en las “realidades” de los otros y suscribe a una “cultura ligth” que no sólo acepta esta tendencia sino que parece disfrutarla.

Esta “cultura Light” actual se traduce en la incapacidad generalizada para reflexionar y la eliminación de raíz de todo sentido crítico hacia uno. Los medios de comunicación, sobre todo la televisión, han sido fundamentales en el avance de la cultura light, con la creación de programación, como series, reality shows, y personajes mediáticos que viven una vida placentera plagada de problemas y situaciones típicas de esta cultura, relegando a otro tipo de programación, como noticieros o documentales, a un segundo plano porque, de alguna manera cada uno de nosotros conseguimos evadirnos de nuestras “realidades” que muchas veces nos pesan demasiado y creemos que si las enfrentamos indefectiblemente Zozobraremos en el intento.

Pero, si hablamos de reality shows el formato no sólo alcanza a personas que voluntariamente se someten al encierro, como en GH, o al escándalo mediático, como 'Bailando…'. La exhibición del dolor físico, de la pobreza o del delito ya tienen quien los mire. Ciclos como Policías en Acción y otros, muestran detenidos como entretenimiento o marginales, o enfermos de todo tipo.

Sus tramas constan en exhibir la cotidianeidad de la Policía o de los hospitales o documentales sobre como vive la tribu X en los mas diversos parajes del país., etc. Así, los casos exhibidos en el ciclo muestran a personajes bonachones, valientes o conciliadores pero siempre en un tono risueño o rozando lo bizarro. En el contexto de los barrios carenciados o una villa de emergencia, se muestran problemas de alcoholismo, delincuencia o dramas conyugales, violencia, en los que con una edición vertiginosa y algunos efectos especiales y de sonido transforman una situación dolorosa en simpática.

Con esto nos “entretienen” y transforman en normal lo anormal y nos hace creer que cada uno de nosotros o nuestro barrio o donde nos movemos “no está tan mal” y nos “anestesia” aceptando lo inaceptable.

Hasta hubo un programa que mostraba el antes, el durante y el después de personajes famosos que se sometían a soluciones “estéticas” induciendo al común de la gente a “retocarse” como solución a ser “aceptados” por la sociedad.

Violencia, patología física o psíquica, fama, búsqueda de pareja, cirugías estéticas, cantar, bailar, o simplemente aparecer son los lei motiv de los reality show son para todos gustos, pero exhibirse es el objetivo central.

El morbo está en la pantalla, ya no es necesario escuchar las peleas conyugales de la mesa de al lado o mirar por detrás de las ventana a algún vecino indiscreto. El voyeurismo cotidiano ya llegó a la pantalla chica, y nadie lo verá si es indiscreto.

Nuestra cultura nos dice “miren y vean que les sucede a X, a N y a J” mientras nos perdemos de “mirar dentro nuestro y descubrir lo verdadero”.

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