jueves, 8 de julio de 2010

En carne propia

Se dice que muchas veces la experiencia es propia y no es posible enseñarla o trasladarla a otros y que sólo es posible aprender por lo que nos pasa, y ahora me tocó a mi.

Hace unos cuantos años mi pareja siempre me reclamaba cariño, mimos, caricias... más besos...

Pero no, decía "Yo soy así, algo seco tal vez, pero eso no quiere decir que no te ame..." y allí dejaba el tema.

Claro que no entendía que me pedía si, como contrapartida o como "compensación" tenía otros gestos en los que expresaba mi "cariño" como preparar el desayuno y llevarlo a la cama, pequeños regalos sin razón aparente y sorpresivos, y otros muchos más que "compensaban" la carencia. Al menos era lo que yo creía.

Pero nada más lejos de la realidad, la carencia era eso... era la falta de lo que necesitaba el otro y que no le dábamos.

Frente a esto, ¿que se puede hacer?

Desde el lado que pide... Pedir con inteligencia y ser paciente, ya que en las personas los procesos llevan tiempo y no siempre ese tiempo se adecua a nuestras necesidades.

Del otro lado, no ser necio y no usar el "yo soy así" como escudo y tratar de entender el pedido del compañero/a y ver que podemos hacer.

Probablemente no sea algo tan difícil de lograr y los beneficios pueden ser muchos, no porque el que había pedido lo que necesitaba tendrá lo que necesitaba sino porque eso seguramente volverá a nosotros de muchas maneras. Afecto retribuído, una mejor relación, más conexión con el compañero/a pero, sobre todo lo que hemos dicho, el beneficio mayor será el personal ya que nos sentiremos mejor, más relajados y felices con nosotros mismos.

Muchas veces negamos afecto, actos cariñosos,gestos y detalles por temor a no ser retribuidos.

El punto es que no tenemos que ocuparnos en que tanto recibimos, sino en que tanto damos.

Sólo así se inicia un camino en el que no hay cuentas, no hay debe y haber... sólo hay dar...

¿Recibir?... Vendrá... y si no lo esperamos... mejor... ya que lo sentiremos como un regalo, y los regalos siempre son especiales y gratificantes.

Así, simplemente, nuestra vida y como nos relacionámos con los demás puede cambiarnos la manera de vivir.

Vivir así, sin duda, resultará fantástico.

Aflojate... y disfruta la vida... que sin darnos cuenta se nos va un poquito cada día.

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