miércoles, 10 de diciembre de 2008

Qué doloroso es amar...

¡Qué doloroso es amar... y no poderlo decir!
Si es doloroso saber, que va marchando la vida como una mujer querida,
… que jamás ha de volver.
Si es doloroso ignorar, donde vamos a morir;
¡Más doloroso es amar... y no poderlo decir!

Triste es ver que la mirada, hacia el sol levanta el ciego;
y el sol la envuelve en su fuego y el ciego no siente nada.
Ver su mirada tranquila, a la luz indiferente
y saber que eternamente, la noche va en su pupila bajo el dosel de su frente.
Pero si es triste mirar y la luz no percibir;
¡Más doloroso es amar... y no poderlo decir!

Conocer que caminamos, bajo la fuerza del sino;
recorrer nuestro camino y no saber donde vamos.
Ser un triste peregrino, de la vida en los senderos, no podernos detener,
por ir siempre prisioneros, del amor o del deber.
Mas si es triste caminar y no poder descansar mas que al tiempo de morir;
¡Más doloroso es amar... y no poderlo decir!

Vivir como yo soñando, con cosas que nunca vi;
y seguir, seguir andando, sin saber por qué motivo ni hasta cuándo.
Tener fantasía y vuelo, que pongan al cielo escalas y ver,
que nos faltan alas, que nos remonten al cielo.
Más si es triste no gozar, lo que podemos soñar;
no hay más amargo dolor, que ver el alma morir, prisionera de un amor

… y no poderlo decir.

Poema muchas veces recitado por Nati Mistral.

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