martes, 30 de agosto de 2011

El amor a los hijos

Hoy leí en el Fbook... no se si una declaracion de amor o una declaracion de guerra.

Decia así... "PROMESA A MI HIJO... No soy tu amiga, soy tu mamá. Te acosaré, me enojaré con VOS, te sermonearé, te volveré loco, seré tu peor pesadilla y te seguiré cuando sea necesario porque TE AMO!!! Cuando tu puedas comprender eso sabré que eres un adulto responsable. NUNCA encontrarás a alguien que ama, reza, se preocupa y a quien le importes mas que a mí!!....Ponlo en tu muro si eres mamá"

En primer lugar no lo puse en mi "muro" porque soy papá y en segundo lugar me resultó chocante.

Está muy bien marcar el hecho de que uno es mamá/papá y no amiga/amigo de los hijos porque permite mantener cierta "distancia" que es muy importante cuando uno educa en todo lo que significa esa palabra.
El resto del mensaje ya no entra en lo que yo siento como básico para educar a mi hija.

Acosar, enojar, sermonear, volver loco, ser la peor pesadilla, perseguir... es algo realmente fuera de toda mi lógica. Casi diría que es todo lo opuesto a lo que yo entiendo como amor por un hijo.

Para mi amar a un hijo no es todo esto que se expresó más arriba sino que es intentar enseñar con nuestro ejemplo de vida como es vivir.

Amar a un hijo es enseñarle que la verdad, la honestidad, la caridad, el autoestima, la cordialidad, la humildad, el buen corazón... son los valores que rigen la buena vida.

Amar a un hijo no significa esforzarnos hasta el cansancio para que crezca entre algodones tratando de evitar se lastime.

Para mi amar a un hijo es hablar de igual a igual dentro de lo que su evolución lo permita sin subestimarlo, sin faltarle el respeto y haciendo él sienta la confianza necesaria para expresarse con nosotros libremente, sin temor al reproche o castigo sino desde el convencimiento que encontrará una respuesta.

Amar a un hijo significa enseñarle todo lo necesario para que pueda desarrollarse y arresgarse en la gran aventura de crecer dejandolo "sólo" pero sin perderlo de vista... manteniendo una distancia prudente, observando pero dando libertad para que ese hijo gane confianza en si mismo y sepa que alli estamos atentos para su llamado si asi lo quiere.

Este amor para un hijo es más protector que el otro que sólo encarcela y que no reconoce las habilidades del niño... sino que las adormece y lo priva de su evolución bajo constante amenaza de persecusión y acoso.

Amar a un hijo es mostrarle nuestro camino pero enseñarle que él debe elegir el suyo y que cuenta con nuestro apoyo.

Amar a un hijo es enseñarle que él es un ser único y valioso y que nosotros somos sus "ángeles guardianes" que siempre lo acompañarán y allí estaremos, cuando nos necesite.

Amar a un hijo es enseñarle a ser independiente.

Amar a un hijo es dejarlo libre.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Que tal si para vivir comenzamos por:

- Vivir el hoy, dejando el pasando allá atrás habiendo sanado las heridas.

- Estar en nuestro centro, que es el ahora. Al estar centrados podemos escuchar la voz de nuestro interior, la intuición se potencia y manifiesta cada vez mas claramente, los aciertos son mayores, las sincronicidades se suceden y todo lo que deseamos llega a nosotros para nuestro bien.

- Lo que nos pasa afuera es un reflejo de lo que nos pasa en nuestro interior, somos continuos espejos de la realidad.

- Es necesario pulir una y otra vez nuestro interior. Los sentimientos que transforman la realidad son: la compasión, el perdón, la gratitud, el amor incondicional y la integración…la integración de todo lo que está afuera a través del amor.


Sólo experimentando lo que significa integrar de verdad a TODOS podremos colaborar eficazmente en hacer un poco mejor este mundo.


No alcanza con hacer decretos de abundancia, leer mensajes espirituales o repetir OM durante dos horas seguidas si después salimos y criticamos a nuestro vecino, despreciamos a nuestros hermanos, no respetamos a nuestros empleados o generamos divisiones entre unos y otros.


INTEGRAR es un acto profundo de amor incondicional donde el espíritu comprende que todo lo que existe sobre la tierra es parte del universo en evolución. No podemos desechar a nadie y no importa que tan elemental nos parezca. Nuestra tarea es llevar la conciencia hacia la integración y la unidad.


Ser muy espiritual puede ser un término antiguo y hasta no visto en su justa dimensión. Mejor sería ser muy buen humano en proceso de integrar el espíritu dentro del cuerpo. Digo que un muy buen humano aclara las dudas, pone luz a lo confuso… y la luz del espíritu hace evolucionar el cuerpo. El espíritu ilumina también lo que a veces no queremos ver y cuando nos lo muestra no tenemos que temer revisarlo porque el espíritu es siempre generoso y si lo mustra es porque tenemos que transitar ese camino.


domingo, 14 de agosto de 2011

Nuestro Aporte es Muy Valioso

La importancia que tienen las acciones de las personas en el mundo, es más de lo imaginable, y las decisiones que tomamos afectan a la totalidad.



En un mundo de más de seis mil millones de personas, es más fácil creer que la única forma de comenzar una transformación profunda es tomar medidas extremas. Tenemos que aprender a reconocer que cada uno de nosotros lleva dentro de sí la capacidad de cambiar el mundo en las pequeñas cosas, para bien o para mal.



Todo lo que hacemos afecta a quienes nos rodean y comparten nuestras vidas, y sus reacciones, nos afectan y a otros.



El efecto de una palabra aparentemente insignificante se transmite de persona a persona, su impacto crece y puede convertirse en una fuente de gran alegría, de inspiración de ansiedad o de dolor.



Cada pensamiento y cada acción son como piedras que caen en aguas tranquilas, provocando ondas para difundir y expandir a medida que avanzan hacia el exterior. El impacto que tienen en el mundo o que dirección toman, pueden tener consecuencias de largo alcance. Podemos utilizar el efecto multiplicador para hacer una diferencia positiva y que las ondas que se propaguen sean de bondad para que todo el mundo se beneficie.



Si llegara la oportunidad, el destinatario de una buena acción es probable que se sienta obligado a hacer una buena acción a alguien más. Alguien va a sentir los efectos de esa energía positiva que será más probable contrarreste la energía negativa.



Un acto de generosidad, una obra reflexiva, o un pensamiento positivo pueden pasar de una persona a otra y hacerse como una bola de nieve hasta convertirse en un movimiento de grupo o un rayo de esperanza que salva la vida de alguien.



Todo cambio tiene un punto de origen. Cada uno debemos creer en nuestra capacidad de ser ese punto de origen para difundir la bondad, o cualquier otro tipo de energía positiva.



Dar categoría al efecto de nuestros pensamientos y acciones, y tratar de actuar con gracia todo lo que sea posible es, realmente, una gran fuente de inspiración para manifestar el bien a nuestro alrededor.



Si sonreímos, nos sonrien. Si elogiamos, nos elogian. Si somos amigables, se hacen amigos. Si somos alegres… la alegria nos rodea. La realidad en donde nos movemos se transforma en un espejo nuestro… y somos nosotros quienes decidimos que queremos.



Tenemos el poder para tocar las vidas de todos los que entran en contacto con nosotros y las personas entrarán en contacto con otras a su vez, llevando esa energía transformadora más allá de nosotros. El impulso de tu influencia crecerá tanto como tus convicciones e irá adelante expandiéndose y llegando a lugares impensados.



Esas ondas podrán ser de amor, bondad, compasión, alegría, compromiso, y ganas de salir adelante como una sociedad unida.



Todo lo que pensamos así genera energía, y es transferible y puede transformar y propiciar el más alto bien para todo el mundo.



En esto, no hay que perder más tiempo… no esperemos más, y comencemos a enviar buenas ondas, seamos positivos, seamos con los otros como somos con nosotros mismos y un mundo como deseamos se irá construyendo a nuestro alrededor y será para cada uno, para nuestros hijos y para todos.



El amor es el único camino para allanar con honestidad desde nuestro corazón, y así, poder tocar las fibras más profundas de todo ser humano. Recordemos que tenemos el poder de cambiar y propiciar el cambiar a otros, para bien; nunca olvidemos el gran potencial que somos.



De lo que suceda, somos responsables… no hay excusas. Es cuestión de creer y actuar ahora. Después, puede ser tarde.



Manos a la obra y a abrir el corazón, nuestra escencia.


Sexalescencia en elsiglo XXI


Si miramos con cuidado podemos detectar la aparición de una franja social que antes no existía: la gente que hoy tiene alrededor de sesenta años. LA SEXALESCENCIA.

Es una generación que ha echado fuera del idioma la palabra "sexagenario", porque sencillamente no tiene entre sus planes actuales el hecho de envejecer.
Se trata de una verdadera novedad demográfica parecida a la aparición en su momento, de la "adolescencia", que también fue una franja social nueva que surgió a mediados del S. XX para dar identidad a una masa de niños desbordados, en cuerpos creciditos, que no sabían hasta entonces dónde meterse, ni cómo vestirse.

Este nuevo grupo humano que hoy ronda o pasa los sesenta, ha llevado una vida razonablemente satisfactoria.
Son hombres y mujeres independientes que trabajan desde hace mucho tiempo y han logrado cambiar el significado tétrico que tanta literatura rioplatense le dio durante décadas al concepto del trabajo.
Lejos de las tristes oficinas de J.C. Onetti o Roberto Arlt, esta gente buscó y encontró hace mucho la actividad que más le gustaba y se ganó la vida con eso.

Supuestamente debe de ser por esto que se sienten plenos... algunos ni sueñan con jubilarse.. Los que ya se han jubilado disfrutan con plenitud de cada uno de sus días sin temores al ocio o a la soledad, crecen desde adentro en uno y en la otra. Disfrutan estando al "pedismo", porque después de años de trabajo, crianza de hijos, carencias, desvelos y sucesos fortuitos bien vale mirar el mar con la mente vacía o ver volar una paloma desde el 5º piso del departamento.

Dentro de ese universo de personas saludables, curiosas y activas, la mujer tiene un papel rutilante.

Ella trae décadas de experiencia de hacer su voluntad, cuando sus madres sólo podían obedecer, y de ocupar lugares en la sociedad que sus madres ni habrían soñado con ocupar.

Esta mujer sexalescente pudo sobrevivir a la borrachera de poder que le dio el feminismo de los 60', en aquellos momentos de su juventud en los que los cambios eran tantos, pudo detenerse a reflexionar qué quería en realidad.
Algunas se fueron a vivir solas, otras estudiaron carreras que siempre habían sido exclusivamente masculinas, otras eligieron tener hijos, otras eligieron no tenerlos, fueron periodistas, atletas o crearon su propio "YO S.A.".
Pero cada una hizo su voluntad.

Reconozcamos que no fue un asunto fácil y todavía lo van diseñando cotidianamente.

Pero algunas cosas ya pueden darse por sabidas, por ejemplo que no son personas detenidas en el tiempo; la gente de "sesenta", hombres y mujeres, maneja la compu como si lo hubiera hecho toda la vida.

Se escriben, y se ven, con los hijos que están lejos y hasta se olvidan del viejo teléfono para contactar a sus amigos y les escriben un e-mail con sus ideas y vivencias.

Por lo general están satisfechos de su estado civil y si no lo están, no se conforman y procuran cambiarlo. Raramente se deshacen en un llanto sentimental.

A diferencia de los jóvenes; los sexalescentes conocen y ponderan todos los riesgos. Nadie se pone a llorar cuando pierde: sólo reflexiona, toma nota, a lo sumo... y a otra cosa.

La gente mayor comparte la devoción por la juventud y sus formas superlativas, casi insolentes de belleza, pero no se sienten en retirada. Compiten de otra forma, cultivan su propio estilo.... Ellos, los varones no envidian la apariencia de jóvenes astros del deporte, o de los que lucen un traje Armani, ni ellas, las mujeres, sueñan con tener la figura tuneada de una vedette.

En lugar de eso saben de la importancia de una mirada cómplice, de una frase inteligente o de una sonrisa iluminada por la experiencia.

Hoy la gente de 60, como es su costumbre, está estrenando una edad que todavía NO TIENE NOMBRE, antes los de esa edad eran viejos y hoy ya no lo son,hoy están plenos física e intelectualmente, recuerdan la juventud, pero sin nostalgias, porque la juventud también está llena de caídas y nostalgias y ellos lo saben.

La gente de 60 de hoy, celebra el sol cada mañana y sonríe para sí misma muy a menudo... Quizás, por alguna razón secreta que sólo saben y sabrán los de sesenta en el siglo XXI.


Fuente: http://ianasagasti.blogs.com