miércoles, 22 de febrero de 2012

San Valentín y los solos/solas

Y se termina el mes de los enamorados y… como fue para nosotros.

¿Nos sentimos algo solos o festejamos con nuestra pareja?

Talvez hicimos y recibimos regalos o nos abrazamos o besamos… o fuimos a cenar a un bello restaurante o regalamos una velada muy especial o… estuvimos solos, algo apesadumbrados o hasta molestos por ver a los otros festejar.

En febrero festejamos el día de los enamorados y es una buena ocasión para hacerles un homenaje al amor, a la ternura y al compromiso de elegirse, todos los días, para continuar juntos.

Pero, sin embargo, frente a toda esta felicidad y romanticismo hay muchas personas que están solas y que no pueden celebrar porque no tienen con quién.

Del mismo modo que en Navidad, Año Nuevo y otras fechas de gran influencia mediática, es muy difícil desprenderse de lo que se supone debiéramos sentir ese día y San Valentín invita a los suspiros, al romanticismo y a la gran nostalgia de querer más que otros días un fuerte abrazo y un beso, desde la más profunda ternura y con mucha pasión.

En este mes podemos aprovechar para evaluar cuanta importancia le damos al amor de pareja en nuestras vidas y cuanto estamos dispuestos a vencer nuestros miedos para llegar a consolidar una linda relación

Gran desafío, entonces, para los que están solos. Quizás, hay que aprovechar la invitación para agradecer los amores que hemos tenido y reflexionar y rescatar que hemos aprendido con ellos, para decir desde lo más profundo de nuestro corazón que el próximo mes de febrero estaremos acompañados. Y no por cualquier persona, sino por una que nos hará sentir que encontramos al compañero que anhelábamos para que camine con nosotros por la vida.

Si no queremos pareja, entonces no será una fecha melancólica, será un día más como cualquier otro sin ningún tipo de resonancia en nuestro corazón.

Al día de los enamorados podemos usarlo también como una instancia de reflexión, de agradecimiento y, sobre todo, de entendimiento. Es un momento ideal para evaluar cuánta importancia le damos al amor de pareja en nuestras vidas y cuánto estamos dispuestos a vencer nuestros miedos para llegar a consolidar una linda relación.

En un mundo acelerado, sin paciencia, donde la tolerancia es casi cero y el miedo al compromiso nos impide muchas veces configurar una relación plena y sana, poder celebrar este día es un regalo.

No es tan importante si se tiene con quién o no, porque abrir el corazón, como para que pueda ocurrir, es una buena decisión que nos puede llevar a celebrar, aunque sea en silencio, el día de los enamorados.

Dicen que en la vida es prudente tener miedo, pero es de valientes vencerlo.

¿Cuántos de nosotros dejamos muchas posibilidades de poder amar de verdad por miedo?

Vencerlo, confiar y cuánto nos entregamos parece ser el centro de nuestra existencia.
Hay que tener valentía para volver a amar y para vivir el riesgo de no saber qué va a pasar. Dejarlo ir puede ser un gran error. El amor es ausencia de miedo y llegar a caminar por ese sendero no es nada fácil. Eso sí, hay que preguntarle al corazón si está preparado.

Hay que aprovechar al día de San Valentín como un buen día para perdonarse, intentar comprender al otro y pensar en nuestras historias de amor.

Si hay alguien, no hay que perder la maravillosa oportunidad de decirle cuánto lo amamos, algo que debiéramos hacer siempre; y si no lo hay, es un buen momento para recordar, para decretar qué es lo que queremos y pensar si estamos preparados para recibir un nuevo amor.

Y como siempre sucede, nada llega a nosotros si primero no estamos abiertos a recibirlo.