jueves, 8 de diciembre de 2011

Hacer que los sueños sean...

La mayor parte de un sueño se basa en lo que hacemos por él y no en lo que decimos de él.

La ansiedad nos lleva desear que todo suceda YA, como por arte de magia… en un abrir y cerrar de ojos!!!

El ímpetu es apasionante, como en todo comienzo, pero es que en esa fuerza corremos el riesgo de atropellarnos. Las metas necesitan de dos cosas fundamentales: objetivos claros y paciencia.

Para cumplir un sueño, deberemos saber que tendremos que esforzarnos si es que en realidad queremos alcanzarlo y el sacrificio será presente.

Hoy día casi todo es instantáneo… estamos acostumbrados a la “ley del mínimo esfuerzo”… y la cultura de lo instantáneo nos hace creer que es posible lograr metas a corto plazo, pero no siempre sucede.

Esto de pretender todo YA nos lleva a que la tolerancia a la frustración sea escasa y cuando se nos atraviese el mínimo problema tenderemos a abandonar los objetivos y el sueño que proyectamos quedará como un mal recuerdo.

Esto le sucede a muchos y en estos tiempos casi no hay proyección a planes de largo plazo.

Todos somos, en America, hijos de grandes soñadores. En su gran mayoria, Europeos que decidieron cruzar el Atlántico en busca de un sueño.

Ellos soñaron a principio de 1900 y con su cultura al trabajo de manera incansable y de a poco, con gran sacrificio y mucha dedicación trazaron su camino hasta alcanzar su sueño.

Muchos de aquellos soñadores vinieron a “hacer la América”, es decir… a ahorrar dinero para regresar a sus países de origen y comenzar de nuevo, pero eso no fue porque esos soñadores cambiaron sus objetivos y metas. En vez de ellos regresar, trajeron a sus familias porque vieron que aquí estaba todo por hacer.

Ese ímpetu hizo grande a este continente y creció junto a esos soñadores.

Hoy pasa que muchos valores e instituciones están en crisis y es por eso que los proyectos, las metas o los sueños queramos lograrlos de un día para el otro, sin experimentar la búsqueda, el camino, los aciertos y los fracasos que implica poder obtener alguna aspiración.

¿Cuáles son algunos de los valores que faltan en esto de pensar en el resultado sin tener él cuenta el proceso?
Uno de ellos es el compromiso.
La responsabilidad es fundamental para lograr una meta: no ser contradictorio entre lo que se dice y se hace, ni con uno mismo ni con las personas involucradas. Hay que tratar de ser ordenado en los objetivos y el principal involucrado en la meta tiene que demostrar su esfuerzo trabajando igual o más que sus compañeros.

Otro valor que escasea es el sacrificio.

Todos podemos ser ingeniosos y tener excelentes ideas, pero lo más admirable es saber llevarlas adelante.
Muchas personas sueñan enormes sueños pero frente al gran trabajo que significa hacerlo realidad dejan al sueño en eso… en un sueño y quedan frustrados. Se quedaron en palabras!

Ser creativo es sólo una parte de la tarea. El 90 por ciento de un sueño se basa en lo que hacemos por él y no en lo que decimos del mismo… se basa en que tanto trabajamos por él.

Conseguir recuperar los valores perdidos es el primer paso para pensar un sueño.

El ser y el hacer son inseparables para poder lograr nuestros sueños, metas, objetivos, planes o como queramos llamarles.

Proyectar a largo plazo y la cultura del trabajo será la mejor forma que aquellas ideas se conviertan en realidad.

Es claro que uno puede proyectar a largo plazo… pero de la mano a esto van junto unos cuantas metas más cortas que enlazan nuestro presente con ese futuro soñado.

Los ideales se concretan haciendo.

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