domingo, 11 de noviembre de 2012

Hablemos bien con nosotros mismos


Hablar con uno mismo es un hábito en el que todo el mundo se consiente. Todo el tiempo hablamos con nosotros mismos tanto como comer y beber. El tema es “que hablamos y como”. Todo lo que podemos hacer es controlar la naturaleza y la dirección de nuestras conversaciones internas. La mayoría de nosotros somos totalmente inconscientes del hecho de que nuestras conversaciones internas son la causa de las circunstancias de nuestra vida.

Se nos ha dicho que “Como pensamos en nuestro corazón, así somos”.

¿Sabemos que nuestros pensamientos siguen los rastros dejados por las propias conversaciones internas?
Para hacer que los rastros a los cuales está atado vayan en la dirección en que queremos ir, debemos separar las conversaciones internas. El habla es la imagen de la mente; por lo tanto, para cambiar la mente, primero debemos cambiar el habla.
Por “habla” se entiende las conversaciones mentales que mantenemos con nosotros mismos.

Somos capaces de infinitas transformaciones mentales posibles, porque hay un número infinito de conversaciones mentales posibles. Cuando descubramos el poder creativo del hablar interno, realizaremos nuestra función y misión en la vida. Entonces se podrá actuar hacia una meta, hacia un propósito. Sin éste conocimiento, actuaremos inconscientemente.
Todo es una manifestación de las conversaciones mentales que transcurren en nosotros sin ser conscientes de ellas. Pero como seres pensantes, debemos volvernos conscientes de ellas y actuar con un propósito.

Nuestras conversaciones mentales atraen nuestra vida. En tanto no haya cambio en su hablar interno, la historia personal seguirá siendo la misma. Pretender cambiar nuestro mundo antes de cambiar nuestro hablar interno es luchar contra la naturaleza misma de las cosas. Podremos dar vueltas y vueltas en el mismo círculo de decepciones y desgracias, no viéndolas como causadas por su propio hablar interno negativo, sino causadas por los demás. La culpa de lo que me pasa es de…. O porque XX hizo tal cosa en contra mío… Sólo excusas para no ver el verdadero problema.

Esto parecerá algo loco, pero es una cuestión que debemos preguntarnos, revisar y experimentar.

Cuando uno permanentemente vive quejándose internamente (o hasta diciéndolo a otros) respecto de algo que influye en nuestra vida no hará más que aumentar su efecto negativo.
Si uno puede reemplazar eso por un pensamiento más favorable sucederá que eso que nos mortifica, que nos agrede, que no nos gusta, comenzará a ser menos agresivo y podremos tomarlo desde un lugar netamente amigable y atacar los aspectos negativos con muchas posibilidades de salir favorecidos.

Esto se consigue reemplazando los pensamientos negativos por los positivos y el resultado será pasar de una vida “desdichada” a una vida más satisfecha y con hambre y sentimiento de que podremos más de lo que queremos.

Por ejemplo: Dos personas A y B. A no saluda a B. Entonces B piensa “¿Qué le pasa a A que no me saluda?, y responde de la misma manera; “B no saluda a A.
Resultado A y B más lejos.

Pensemos por un momento porque A no saludo a B.
1.- A no soporta a B.
2.- A estaba absorto en sus pensamientos pero no lo vió (aunque sus ojos lo miraban)
3.- B alguna vez hizo algo a A que le lastimó, aún sin saberlo y A aún lo recuerda.

Si A decide no saludar a B, lo único que hace es continuar el conflicto si lo había o generar un pensamiento negativo de A hacia B nuevo.
Si A decide saludar a B, puede pasar que A no lo responda y quede como descortés o que lo responda y se genere un diálogo.

El saludo acerca a las personas y no hacerlo puede alejarlas. Está en nosotros que hacer con eso. Si uno saluda y no nos devuelven el saludo está en nosotros que hacer con eso... un drama o "me vale nada" y seguir con nuestra vida desde un lugar un poco más "alto", será del otro el permanecer en el barro o salir de él. 
Para satisfacción nuestra iremos descubriendo que su propia actitud es la causa de todo lo que nos pasa. El comportamiento de aquellos que pensamos nos agreden se invierte.
Debemos empezar a tomar la vida conscientemente, pues la solución de todos los problemas está justamente en esto.

Con una vida consiente podemos escribir nuestro presente cada día. Nuestras conversaciones internas representan de diferentes modos el mundo en el que vivimos. Nuestros mundos individuales son autorrevelaciones (darse cuenta de…) de nuestra propia habla interna.
Muchas veces he escuchado que “Como hablas, eres”…

Nos abandonamos al hablar interno negativo, sin embargo esperamos conservar el mando de la vida. Nuestras conversaciones mentales presentes no retroceden en el pasado como creemos. Avanzan en el futuro para presentársenos como palabras gastadas o invertidas.

“Mi Palabra no regresará a mí vacía, sino que cumplirá lo que dice y generará todas las cosas para las que la envié.”

“Ahora es el momento adecuado para comenzar, no mañana ni pasado, ni a fin de mes.”

Si queremos aprender a controlar una parte de nuestra vida y saber donde estamos parados HOY siempre es el mejor momento para comenzar, lo demás son sólo postergar lo que nos favorece.
No es necesario gritarlo a los 4 vientos, sólo con un esfuerzo interno de intensa atención es más que suficiente. Escuchar atentamente, como si oyeras, es crear. Los acontecimientos y relaciones de nuestra vida son nuestras Palabras hechas visibles.

La mayoría de nosotros robamos a los demás su voluntad y su capacidad de ser amables y generosos por nuestras actitudes fijas hacia ellos. Nuestras actitudes se despliegan dentro de nosotros en forma de conversaciones mentales. El hablar interno desde premisas de deseo cumplido es el modo de crear conscientemente las circunstancias.

Nuestras conversaciones internas son constantemente plasmadas a nuestro alrededor en acontecimientos. Por lo tanto, lo que deseamos ver y oír fuera, debemos verlo y oírlo dentro, porque el mundo entero se manifestará mostrándonos qué uso hemos hecho de la Palabra.

Practicar el hablar interno controlado nos hará capaces de utilizar conscientemente la imaginación para transformar y canalizar las inmensas energías creativas que tenemos del habla interna desde el nivel mental emocional al nivel físico, Y no sé qué límites, si hay alguno, hay para tal proceso.

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