viernes, 7 de agosto de 2009

Las emociones

Las emociones son… algo muy cercano que muchas veces intentamos controlar, esconder, incluso anular como forma de ayuda a nuestro vivir. Desde pequeños nos manejamos con las emociones en forma totalmente intuitiva… es como información genética pero la vida nos enseña que si nos exponemos muchas veces podemos salir lastimados.

Nos hicimos conscientes de todo lo que las emociones importaban, nos damos cuenta de que todos intentamos ser racionales y ponemos a la mente conduciendo nuestros actos, aparentamos por fuera y muchas veces por dentro pasan otras cosas. Esto es porque somos seres emocionales, racional es una computadora, no nosotros.

Pretendemos que esto sea así incluso intentamos aparentar tanto que algunos se lo creen (y lo peor de todo es que nosotros tambien) y no nos damos cuenta de que las emociones controlan todo, absolutamente todo. Si una persona es buena no lo es porque eso sea racional, lo es porque siente emociones positivas al ser una buena persona y aunque actúe de forma racional las emociones siempre tendrán un peso importantísimo en todas y cada una de las actividades.

Pensemos en un político que puede ser excelente persona pero si emocionalmente no está bien plantado, es posible que en apenas dos días de nombrado el mejor político de la historia se convierta en el peor villano de la historia por tan solo una mala experiencia traumática, que le trastoque las emociones y le haga creer que no merece la pena luchar por los seres humanos. Es el poder que droga, emborracha y nos hace creer que somos más de lo real.

“o mueres como un héroe o vives lo suficiente cómo para convertirte en un villano”.

La mayoría de las personas tenemos buenas intenciones pero, si tenemos poder… muchas veces ese poder nos domina y nos transformamos en villanos haciendo a otros todo aquello que antes criticamos porque lo hacían a nosotros.

Ninguno de nosotros estamos exentos de las emociones y de un día para otro nuestra forma de ver el mundo puede cambiar para siempre. Pensemos por un momento a los jóvenes típicos que corren mucho con el coche y conducen bebidos, esos jóvenes se divierten, son felices y despreocupados, sus emociones son de “quiero divertirme y sentir la adrenalina recorrer mi cuerpo sea como sea”. Los jóvenes no son conscientes de que se juega la vida de ellos y de quienes lo rodean en calles y autopistas.

Todo puede marchar bien, sin mayores inconvenientes, pero un día pasa algo y ese joven se convierte en asesino de quienes viajaban con él o de otros que ni conocía… mucho lo hemos visto en las noticias. ¿Cómo te crees que se va a sentir esa persona? A menos que sea una basura como persona, sus emociones le harán odiarse a si mismo, los remordimientos le comerán y probablemente apoyará campañas de tránsito cuando tenga más edad.

La experiencia de haber matado lo va a perseguir durante toda su vida, le va a marcar todo su destino y todo porque no era consciente de la peligrosidad de sus acciones e incluso las consideraba divertidas.

No creo que haya muchos tontos por el mundo y basta una emoción fuerte o un hecho de vida que nos toque en lo profundo de nuestro ser para que escarmentemos, o dicho de mejor manera, para que despertemos al mundo real. Somos como ese niño molesto que todo el rato está molestando hasta que alguien le da una cachetada, ese niño a aprendido mediante la emoción del miedo y el dolor que le provoca malas emociones.

No aprendemos mediante la lógica, aprendemos mediante las emociones, según las que experiencias pasemos, como las afrontemos y superemos determinará nuestras creencias, quienes somos y que queremos hacer.

Lo más curioso y gracioso de las emociones es que hacemos muchísimas cosas para justificar nuestros actos basados en nuestras emociones.

Siento que las emociones son lo que controla el mundo y escribo un montón de cosas que suenan muy coherentes y verdaderas y tú piensas: “tiene razón”, “me hace pensar” y es que todos respaldamos nuestras emociones mediante la lógica y el discurso, buscamos miles de justificaciones que den apoyo a nuestros actos.

Pero si verdaderamente queremos ayudarnos dejaremos de justificar nuestros actos ya que estaremos engañando a nosotros mismos y es actuar en nuestra contra. Porque?

Porque a cada mal acto le encontraremos una buena justificación y esto hará que no lo corrijamos porque “hicimos bien” y si alguien se queja diremos… "son unos estúpidos, no entienden mi razón” y continuamos viviendo en nuestra propia realidad llena de mentiras y engaños a nosotros y a los demás (hasta que se dan cuenta). Pensaremos “quienes nos adulan son dioses y quienes nos critican son estúpidos”.

Ser consciente de esto e intentar controlarlo es lo tratamos de hacer sin embargo, somos humanos y como todos, cometemos errores pero mientras sepamos que cometemos errores es lo único que necesitamos porque desde allí estaremos listos para repararlos.

El problema no es equivocarse, sino creer no podemos equivocarnos y cuando es así, encontrarle la vuelta para no reconocerlo.

Si aprendemos a “aceptar” que cometemos errores es lo más importante que necesitamos para comenzar a vivir “en serio” porque estaremos listos para reparar lo mal echo.

Las emociones, a veces, hacen enojarme y buscar excusas cuando alguien busca justificaciones en mí contra, pero a la corta o a la larga aprendo a discernir cada parte y buscar todo aquello que me puede hacer mejorar.

Pero casi nadie actúa así, es más, hablamos casi siempre sin saber, sin pruebas y ni creyendo en lo que decimos y así nos hemos encontrado al personaje típico que da igual de lo que hables: “él lo sabe todo”.

¿Por qué podemos actuar así? ¿Por lógica? Evidentemente no, actuamos así debido a las emociones, nos sentimos bien diciendo y explicando cosas y es tan positivo y potente ese sentimiento y nos sentimos tan bien que anula nuestros malos sentimientos que nos pueden producir el mal aconsejar o el hablar sin tener idea.

¿Por qué no actuamos así?

Porque sentiremos más emociones malas y nos sentiremos mal al decir y hablar sobre cosas que no tenemos idea. ¿Y por qué nos sentimos mal y otra persona se siente bien?
Porque las experiencias que hemos vivido son diferentes y nos han enseñado de forma diferente, incluso vuestros genes son diferentes.

Durante muchos años se ha creído que las personas no cambian, que somos estáticos.

Yo, creía de esa manera “acéptame como soy no puedo cambiar”, pero ahora me di cuenta que desde que nacemos el cambio es constante y somos dueños de la dirección que damos a nuestra vida… así que basta ya de echarle la culpa a mami, a papi, al vecino, al jefe… al que se te cruzo y te lo llevaste por delante…. Eh!!! Basta ya!

¿Y sabes que cambia nuestra manera de vivir? Cada cosa que vivimos, las vivencias, las emociones… Si eso que todos los días nos pasa… nos gusta? Si o no? Y de allí que hacemos con ello.

Hay que aprender a ser más decidido, valiente y mucho menos tímido. ¿Cual es el temor por equivocarnos? ¿Quién puede juzgarnos?... ¿y se trata de eso? De que alguien va a juzgarnos… quien tiene ese derecho? NADIE.

Y si decidimos SER humanos y vivir acompañados por nuestras emociones verdaderamente seremos humanos, hombre o mujer… y nuestras vivencias serán reales… tendrán “peso” y ganaremos una vida más rica.

Y en las palabras… todo bien, resulta tentador… pero, ¿porqué muchos huimos de las emociones? Será porque “asusta” ser más humanos.


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