Habitualmente entramos en el interior de los demás sin fijarnos en el modo en que lo hacemos, pisando fuerte o con gran descuido. Hoy, he comprendido que caminando descalzo puedo sentir el terreno que piso y estar atento de las personas, que se me pasan por alto cuando camino calzado. Al descalzarme, camino más lento y trato de ir con suavidad para no dejar marcas que lastimen. Descalzarse es entrar sin prejuicios, es estar atento a la necesidad del otro, sin esperar una respuesta determinada, es entrar sin intereses y con respeto. Cuanto más difícil sea el terreno interior del otro, más suavidad y cuidado debo tener para entrar. Por estar vivo y querer estar en el corazón de los demás, me descalzo para entrar en ellos como en un lugar sagrado.
Yo era un buen tipo, y casi todo me salia mucho mejor que lo normal... y me la creí y lastime a la gente que mas quería. Ahora soy un tipo normal, lleno de defectos y virtudes, con muchas ganas de vivir y ser feliz. Con ganas de aprender, de encontrarme y dejarme encontrar por una buena mujer.
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