viernes, 21 de marzo de 2008

Tomátela con soda!

Uno siempre escucha que “uno es el actor de su propia vida”. Digo yo, si es así entonces la vida es una obra de teatro. Será un drama, una comedia, un policial, etc.

Se dice que el teatro dramático es teatro “serio” y se menosprecia la comedia y se dice que es banal.

Nosotros tomamos a la vida como una cosa “seria” y de tanta seriedad la transformamos en un drama. Por qué? Si vivir es maravilloso y es un regalo.

Yo hice de la seriedad una manera de vivir, y transformé mi comedia en un drama.

Hace como 20 años perdí mi primer amor y sentí se acababa mi vida… dependía de ese amor para continuar viviendo.
Hoy lo recuerdo si me pongo a pensar en eso y lo recuerdo bien, sin dolor. La vida es movimiento y todo va cambiando y lo hace en diferentes maneras. Los cambios a veces son lentos y otras vertiginosos, estos últimos son los que más nos afectan porque es como que nos suceden “desprevenidos”.

La vida es lo que es y así hay que disfrutarla, mañana talvez no lo sea y tenemos que aceptarla y, ¿porque no jugar con eso?
Nada es tan terrible, sólo hay errores.
Aprender a jugar este juego es el secreto. Hay que jugar, jugar a todo. La vida es un juego y como todo juego tiene reglas pero no hay que tomarlas muy en serio porque son reglas, nada más.

En la vida decimos buscamos la felicidad y ésta llegará en medio de tu obra de teatro.

Cuantas veces escuchaste “mi vida es un drama” o “mi vida es de terror” son frases de casi todos los días pero, cuantas veces escuchaste “mi vida es una comedia”.

Es porque uno cree que para ser “creíble” hay que darle seriedad a nuestra vida pero, ¿es así?

Para encontrar la felicidad hay que encontrar la “actitud justa” y encontrarla es la llave para comenzar el cambio.

Y finalmente, hay una elección que tenemos que tomar. ¿Qué quiero para mí?
Ser el actor de la historia de mi vida o ser el director de la historia de mi vida.

Lo mejor es ser ambos. Pero ni dirigir a otros ni ser dirigido ni ceder el protagónico.

El libreto? Se escribe a diario y se improvisa a cada instante. Así es posible ser feliz. Disfrutando el presente con la leve incertidumbre de no conocer que pasará mañana.

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