domingo, 20 de febrero de 2011

Todos amamos por igual

Todos, hombres y mujeres, amamos por igual aunque tengamos modos de relacionarnos diferentes.

En general, las mujeres que se quejan de no ser suficientemente comprendidas por sus parejas hombres lo gritan de una forma sonora y publicitaria como si fuera un derecho natural. De la misma manera, cientos de hombres se van secando calladamente porque encuentran que sus mujeres no aprecian algunos de sus intereses, deseos, costumbres y aficiones, y en lo profundo, piensan que hay algo que no va, que a la mujer no le interesa comprender que el hombre es como es.

Lo que me parece claro es que hombres y mujeres aman por igual, a pesar de sus diferencias, son adultos por igual, exponen su corazón por igual, desean el bienestar, la comprensión y la confianza por igual… la propia y la del otro.

Todos deseamos lo mismo pero lo expresamos de distinta manera porque somos diferentes: las mujeres tienen más recursos emocionales y afectivos, los hombres más recursos racionales y de acción. A los brazos del amor y la entrega son múltiples y variados, y su complementación crea una totalidad necesaria y hace que cada quién aporte su especialidad.

Fuerza bruta y sensibilidadaportada por ambos en la vida cotidiana y dosificada en forma justa (esto es balanceado por el entendimiento y el respeto por el otro) hacen de una relación, objeto de deseo permanente.

Si me atrevo a decir que los hombres aman más que las mujeres pero lo manifiestan mucho menos; sería atrevido aunque, talvez, no completamente inexacto. Tanto, hombres y mujeres, aman de igual profundidad pero con manifestaciones diferentes. Comprendiendo esto, ambos sexos podrían estar mejor con el otro porque mirarian un poco más allá de lo que se nos presenta delante nuestro.

Lo que ayuda no es que los hombres comprendan a las mujeres o que las mujeres comprendan a los hombres.

Lo que ayuda es que dejen de intentar comprenderse… y en lugar de comprenderse que se respeten uno al otro y comiencen a amarlo tal cual es. Aún sin comprenderlo, porque sí.

Esto es regalo y alimento para la pareja.

También suele suceder que generalmente quien reclama no suele entender justamente lo que exigen. Esto hace que el otro al no entender lo que el otro le reclama no hace nada. Y lleva a la incomprensión. Son las paradojas de las relaciones humanas. Ojalá quién pida comprensión la pudiera dar.

Cualquier relación entre hombre y mujer está llena de historias.

...Hace 14 años que te llevo en mis sueños como una fantasía inalcanzable... y cuando estuve junto a ti... no supe.



En cada hombre de hoy viven cientos de hombres anteriores, padres, abuelos, bisabuelos, y muchos otros, la “herencia” genética, el aprendizaje durante décadas de padres y abuelos.

En cada mujer, muchas otras, madres, abuelas, bisabuelas, y muchas más. Es que algunas madres, abuelas y otras sufrieron la explotación, la desconsideración y el machismo de sus padres y maridos y no pudieron ejercer la libertad de vivir su enojo y reorientarse y separarse si lo deseaban.

Es que algunos hombres anteriores se hicieron culpables por la dominación y la explotación de sus mujeres. Son ecos del pasado que hoy nos llenan nuestra realidad. Y es que hoy día algunas mujeres están enojadas en nombre de sus predecesoras y algunos hombres se sienten culposos y asustados en nombre de sus antecesores.

Unas toman venganza por sus abuelas con enojo hacia sus parejas actuales. Algunos hombres redimen las culpas de sus predecesores haciéndose débiles y pequeños hasta explotar con sus parejas actuales.

Y la guerra entre sexos y sus luchas de poder persisten. Como resultado, violencia, fatalidad y desdicha que todos conocemos a diario en las noticias.

¿Qué puede ayudarnos?

Dejar que el pasado quede como pasado, dignificándolo con buena mirada y con el respeto hacia aquello que fue vivido tal como fue y por los que lo vivieron tal como fue para ellos.

Esto nos ayudará a mirar el presente con alegría y gratitud. Y nada hay más irresistible para un hombre que el auténtico respeto y la sonrisa sincera de una mujer y nada más irresistible para una mujer que ser respetada como mujer y amada tal como es, incluido su misterio.

Por todo esto, el regalo más bello que alguien puede hacer es amarnos como somos y el mejor regalo que podemos hacer a alguien consiste en amarlo tal como es.

Es la única manera de dejar atrás rencores y viejos condicionamiento que, lo único que hacen es, entorpecer la relación de un hombre y una mujer que son “el uno para el otro”.

Idea base: http://www.inteligenciaemocionalysocial.com/



No hay comentarios: