domingo, 1 de marzo de 2009

Punto de inflexión

Hace rato que ando en la búsqueda interna y por la indagación del Ser.

En descubrir ¿Cómo se corta el karma? ¿Cómo se sale del sufrimiento, de la mentira social, de lo que el mundo nos impone día a día, de la autogratificación efímera, de la necesidad, del odio, de los recuerdos del pasado que no se superan, de los miedos al futuro y de las depresiones de todo tipo? ¿Cómo lograr que nuestros pensamientos, palabras y acciones no generen reacciones que vuelvan a nosotros continuamente? ¿Cómo escapamos de esta rueda que parece no tener fin?

La respuesta es sólo una y tan sencilla, que hasta a veces me asustaba... Amando, amando, y amando.

Me parece insólito, decir esto, escucharme, porque suena tan simple que en seguida mi mente trata de colocarse en una posición de superioridad con todo lo que “conoce” y sus años de “calle o universidad” y relaciones, y dice que no.

Dice "No puede ser tan simple resolver una vida", o aún más… si de amar se trata, eso es lo que hemos estado haciendo, y continuamos en nuestra propia trampa, engañandonos, y en la ignorancia de llamar amor a lo que hemos estado viviendo y que de amor, genuino, incondicional, verdadero, no hubo nada, o sólo fue un poco y nos asustamos y... allí quedó..

Fueron distintos estados de negociaciones y condicionamientos, de provechos, de carencias, de buenas intenciones, de sacrificios sufridos, de concesiones, de exigencias, de todo lo que se nos ocurra, pero de amor, lo que es amor… nada.

El amor no tiene pasado ni futuro, no analiza, no opina, no juzga, no compara, no exige, no ordena, no mendiga, no impone, no ruega, no necesita, no limita, no culpa, ni siquiera perdona.

Y en esto último me detengo un segundo, que fuerte!!!

El amor no perdona, ¿por qué?

Porque simplemente, totalmente, incondicionalmente AMA.

No es necesario perdonar para amar, ya que se ama directamente. Por eso diría que si hemos perdonado, todavía no pudimos amar en plenitud.

Tenemos el ego herido, vemos la diferencia, la separación (vos - yo - ellos), pero con cierto discernimiento, decidimos ir superando nuestras miserias mentales y emocionales, y comenzamos a perdonar.

Esto es un gran logro para nosotros porque permite resolver algo que no nos deja el alma en paz, nos roba el sueño y nos impide encontrar el camino hacia lo verdadero.

Confundir perdón con amor es seguir manteniendo nuestro engaño. Si hemos conseguido perdonar a quien nos ha lastimado, nos ha dejado, o lo que fuera… y pensamos que es por amor, estamos equivocados.

Sirve para “soltar” eso que nos daña, que no es más que la frustración de no haber podido, la angustia de no haber podido hacer crecer ese proyecto tan lindo que habíamos soñado con quien sentíamos era nuestra mitad.

El amor, es amor, y no otra cosa.

¿Que sentido tiene seguir disfrazándolo de cosas que no hacen más que llevarnos lejos de lo que en realidad es?

No deberíamos engañarnos más!!! Ya hemos engañado a todos, pero es hora de entender que fuera de nosotros no hay refugio.

No es posible escaparse de uno mismo!

Si nos amamos, pero si nos amamos de verdad, sin excusas ni fantasmas de la mente, ni basura del pasado, sin recordar los tantos golpes recibidos y reconociendo que es hora de arreglar para siempre, sin tantas cicatrices, que ya tienen que cicatrizar definitivamente, si amamos, lo que somos, lo que es el otro en su esencia mas allá de todo nombre y forma, si amamos, existir, crear, la conciencia, el alma universal, ya esta todo hecho.

Dimos el gran paso a vivir en plenitud.

Cuando amamos no dañamos a otros, que son otros nosotros mismos en distintos cuerpos y por eso no volveremos a experimentar lo que hemos causado.
Cuando nuestros pensamientos, palabras y acciones son luz, y no odio, son amor y no perjuicio, son paz y no miedo.

Y en la escuela de la vida podríamos decir que, si hemos conseguido esto, ya estamos aptos a un nuevo (y diferente) viaje de egresados, y no repetimos más materias que nos atan a sufrimientos residuales.

Y ya que menciono lo de viaje de egresados… recuerdas todo lo que sucedía en esos viajes?

Experiencias nuevas… de todo… las que mucho habíamos escuchado y estábamos esperando… y de regreso ya habíamos dejado (en parte) esa adolescencia para ser un poco más hombres (o mujeres).

Era como un punto de inflexión… un antes y un después. Así mismo es como siento puede ser este viaje… un punto de inflexión hacia el amor total, con entrega, con compromiso, con sinceridad y ... "sin medida".

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