martes, 24 de febrero de 2009

Rápido y furioso

Hace unos años leí este título por una película de autos que hacían carreras de 2 autos pero éste título tiene un significado mucho más amplio del que supuse en esos momentos.

Es la descripción más breve y perfecta de nuestra sociedad y que es causa de muchos de nuestros males.

¿Por qué?

Esta sociedad ha crecido en el concepto que la velocidad es lo mejor y cada vez vamos más rápido “en todo”.

En nuestro aprendizaje, en nuestro trabajo, en el modo de vida en general hacemos todo más rápido.

¿Que pasa con esto?

Nada mientras podemos con esto, pero no siempre podemos y la cantidad de cosas que hacemos hacen que los errores sean frecuentes porque no nos damos tiempo a darle “calidad” a lo que hacemos. Y todo, poco a poco, se nos va de las manos y a nuestras vidas llega el caos.

Un error de vez en cuando no es importante pero si lo es cuando, por hacer muchas cosas al mismo tiempo, no tenemos tiempo para repararlo y comienzan a acumularse errores y se nos vienen encima llevándonos desde la calma hacia la furia. Furia porque sentimos la impotencia de no poder y el temor de quedar relegados por otros que “si pueden”.

Vemos a diario, gente a los gritos con otro que muchas veces ni conoce por algo que no vale la pena, o manejando como un loco y usando el auto como “descarga” de la impotencia de no poder con todo.

Por ejemplo, para hacer los 23 km desde mi casa al trabajo cumpliendo todas las normas de transito me lleva unos 27 a 32 minutos, mientras que rompiendo las normas (velocidad y algunos semáforos, no en rojo sino en amarillo) llego en ¡¡¡21 minutos!!!

¿Por 6 minutos pongo en riesgo mi persona, bienes materiales y a otras personas? Fue mi pregunta, y mi respuesta fue “llegaré 10 minutos tarde porque no vale la pena el riesgo”

Después verifique que no sólo que llegaba en horario sino que llegaba “tranquilo”, cosa que mejoraba mi rendimiento laboral.

En mi caso, problema resuelto pero la cosa no termina allí ya que hablando de esto en el trabajo me dicen… “si, ya pensé en eso y además ahorras combustible pero no tolero que otros me aventajen”

Esto encendió mi lámpara de “precaución” ya que ese perfil es muestra de cómo están nuestras calles.

El tema es aprender a discernir, aprender a usar nuestra capacidad de elegir entre lo que nos beneficia más allá de lo que digan los demás.

Los demás pueden hacernos sentir que “si somos rápidos, somos capaces y si somos lentos, somos estúpidos”.


Internamente sabemos que no es así, no tenemos que ir a los extremos y si tenemos que saber cuando ir rápido y cuando no.

No hay comentarios: