martes, 17 de marzo de 2009

Cita a ciegas con mi futura esposa…

O de cómo descubrir que el amor a primera vista es muy difícil de sentir.

Para quienes hemos sufrido un gran desengaño amoroso, sea la perdida de una pareja o una separación o divorcio (y con hijos en el medio) y el proyecto soñado se hizo añicos pasa un tiempo de elaboración del duelo en donde de a poco vamos descubriendo que pasó y vamos aceptando la nueva realidad que nos toca vivir.

Cuando este duelo ha terminado en parte o totalmente, comenzamos a notar ciertas necesidades que son una mezcla de necesidades físicas, afectivas, de comunicación, y un sin número de cosas que uno fue abandonando luego de la pérdida.

Estas necesidades comenzamos a sentirlas cuando a sentimos los vacíos que dejó el otro. Uno no siente la falta del otro, lo que siente es la falta del “mundo” que uno tenía con quien ya no está.

Esta sensación de “vacío”, de necesidad de… cosas, es buena ya que sentirlo nos da la oportunidad de llenarlo y nos preparamos para eso.

Estas sensaciones y descubrir que hemos vuelto a sentir estas necesidades nos conecta con un nuevo mundo… talvez algo diferente al que conocíamos cuando conocimos a nuestra última pareja… y esto nos sorprende para bien o para mal.

Para bien es cuando nos adaptamos a lo nuevo y en poco tiempo nos podremos encontrar cubriendo una buena parte de lo que descubrimos nos hacía falta.

Para mal, cuando el nuevo mundo descubierto nos asusta o lo vemos o sentimos demasiado superficial o vertiginoso o porque pensábamos en que asomando la cabeza a él tomamos lo que nos hace falta y volvemos a recuperar la vida “perdida”.

Esto suele producir ciertas frustraciones y pensamientos como “ya no estoy para esto” o “quien me manda, si en casa estaba bien” y miles de escusas y dejamos esas necesidades guardas en un rinconcito y ocupamos nuestro tiempo en otras cosas para no sentir lo que nos falta.

A veces juntamos valor y salimos en la búsqueda de ese ser especial…. Y no aparece…

¡Claro que no aparecerá!

Los seres especiales son especiales precisamente por eso… no pueden ser “buscados”… ellos “simplemente aparecen” como por arte de “magia” en el momento más inesperado… y generalmente es quien menos imaginamos sería ese “ser especial”…. ¡Nos toman por Sorpresa! De allí lo especial… o parte de ello.


Alguna vez vi por primera a alguien con quien habíamos hablado por teléfono 3 ó 4 veces, nos enviamos algunas fotos y creo nos vimos porque ambos pensamos que el otro “podía ser”.

Hoy pienso que haber pensado eso, el que el ese otro “podría ser” hizo que no fuera. Que no fuera en ese momento y como fue.

Talvez si uno (o los dos) pudiera reducir o quitar las expectativas al encuentro las cosas podrían ser diferentes.

Talvez si uno pudiese dejarse sorprender, si uno pudiese dejar de buscar y permitir ser encontrado todo sería diferente y más relajado.

No hay comentarios: