miércoles, 30 de julio de 2008

De prisiones, muros y como destruirlos

Desde que el hombre se desarrolló en sociedades, para protegerse de otros, fue construyendo muros que no sólo lo protegían sino que también lo aislaron cada vez más.

Algo similar nos ocurre a cada uno de nosotros que nacemos libres y somos “educados” en que desde afuera nos pueden hacer mal y creamos barreras "protectoras" y cuando somos lastimados las reemplazamos por muros cada vez más altos y gruesos buscando nos protejan de la agresión externa.

¿Como funciona esto?

Si nos enamoramos y ese amor es defraudado, encerramos nuestro corazón, y si esto ha sucedido varias veces los muros que ponemos a nuestro corazón son casi inexpugnables y lo congelamos, dejamos de amar y vedamos la posibilidad de amar y, al mismo tiempo, que nos amen.

Con el corazón en el freezer nuestra vida es guiada por nuestra mente (alguien tiene que hacerlo) y cada acto es “pensado” y desaparece lo espontaneo, la sorpresa y las pequeñas cosas no se ven ni se sienten (la mente no siente) y, poco a poco comenzamos a tener relaciones distantes con todos los que nos rodean.


Nuestro cálido mundo se hace frío, se congela.

Cuanto más nos hayan lastimado más grande es la posibilidad de construir muros, de aislarnos y de dejar de conectarnos con el mundo exterior muriendo un poco cada día.

Y la mente va diseñando un verdadero conjunto de procedimientos para dividirnos en zonas, controlarnos, medirnos, encauzarnos y a los otros y, hacerlos a la vez “dóciles y útiles”. Vigilamos, maniobramos, calificamos, damos categoría a las personas que nos rodean, los clasificamos, les tomamos exámenes, llenamos nuestro registro como una manera de someterlos, de dominarlos y de manipular sus fuerzas.

¿Cómo hacer para evitar esto?

Se puede evitar armándose de coraje y sacarse la armadura, derribando los muros que sólo nos hacen más vulnerables. Se evita escuchándonos, mirando nuestro interior y buscando que dice nuestro corazón. Se evita alimentando nuestros sentimientos, haciendo fuerte a nuestro corazón y confiando en uno mismo.

Nadie puede hacerle daño a un corazón fuerte, es más ni siquiera puede acercarse porque el que busca dañar lo hace como una forma de protegerse y está guiado por su mente que es más débil que el corazón.

Entonces, la única manera de salir de nuestra prisión es hacer fuerte a nuestro corazón y darle la conducción de nuestra vida.

Y a vos, ¿Qué te pasa? No es momento de comenzar a mirar hacia dentro y buscarte?

Lo que uno busca siempre está dentro nuestro,
allí es el único lugar donde el que busca...encuentra

No hay comentarios: