domingo, 28 de noviembre de 2010

Nadie está con su pareja ideal

Nadie Se enamora por casualidad,

Es por oportunidad.

Nadie Permanece enamorado por casualidad,
Es por trabajo.

Y nadie Deja de amar por casualidad,
Es por decisión.


Y porqué generalmente en nuestras parejas encontramos que son y no son lo ideal para nosotros?

Los varones preferimos mujeres más delgadas que las que tenemos; ellas nos prefieren más delgados o gordos… o más altos… o más… lo que sea pero siempre hay un pero… o varios.

Con quién forme pareja un individuo no depende solo de sus preferencias. En general, lo primero que se ve es lo externo, lo estético, luego vamos descubriendo otras cosas. Los rasgos deseados y los reales no coinciden ni para las mujeres ni para los hombres, aunque son de formas muy distintas.

Pese a todo, podemos casi afirmar que los rasgos que suelen considerarse primordiales para el atractivo tienen poca influencia a la hora de formar pareja en la vida real.

El hombre ideal promedio de las mujeres es variable: mide 1,78 y pesa 75 kilos.

Para nosotros 1,76 metros es lo máximo en altura para la mujer de nuestros sueños, y los habemos que las preferimos de 1,50 (somos los que estamos por debajo de 1,65/1,70m de altura y que miramos lo estético de la combinación)

Se podría decir: “todo el mundo está lejos de su ideal, pero sólo las mujeres lo están de una manera impredecible” y esto se debe a que ellas lo hacen por cosas intangibles... con la "percepción".

La selección natural (de los animales y el hombre en su origen) es una idea simple: todo ser vivo tiene una gran capacidad de reproducción; pero en un mundo de recursos escasos sólo algunas copias sobreviven lo bastante como para reproducirse a su vez: aquellas con unas variantes más ventajosas en ese entorno particular.

La selección en el hombre hoy día supera el tema reproductivo en gran medida y hoy pasa más por la cuestión visual, estética y hasta económica… que parecería son las “cualidades” que mejoran las posibilidades de supervivencia.

Lo bello y lo sano, son casi sinónimos. Una cara simétrica, por ejemplo, sería el resultado final de un proceso de desarrollo adecuado. Esto explicaría el gusto humano por la simetría.

Un hecho curioso es que, aunque hay grandes diferencias entre una mujer y otra en materia de preferencias, no hay un sesgo general hacia hombres 'más altos' ni 'más gordos'. Con los hombres, eso sólo pasa con la estatura de su chica ideal: no hay tendencia general. Pero sí la hay con la forma del cuerpo. La chica ideal pesa en promedio cinco kilos menos que la real.

O bien de adelante o bien de atrás… en general son las tendencias de elección varonil… pero “flacas”…

O bien decimos rubias… o morochas… o bla…bla… bla… decenas de características podríamos decir y siempre acertaríamos.

Sin embargo, la variabilidad de preferencias que muestra cada mujer parece compensarse entre unas y otras mujeres. De modo que, si uno solo mira a los promedios de la población, ve que sus preferencias coinciden con su realidad: que los rasgos que consideran ideales coinciden con los que tienen sus parejas ya que es una cuestión “cultural” local.

Pero más allá de todo lo que podamos investigar en cada lugar del mundo y más allá de muchas cuestiones científicas… es posible que la inconformidad con nuestras parejas sea una inconformidad disfrazada.

Si, inconformidad hacia nosotros mismos pero disfrazada en la pareja. ¿Por qué?

Porqué es más fácil decirle al otro que sea diferente que serlo uno mismo ya que todo cambio significa que tenemos que trabajar en cuestiones no siempre de nuestro agrado y que significan cambios muy profundos y que no estamos convencidos de trabajar en ese sentido.

Por eso es muy frecuente que en general muchos no estén conformes con su pareja… será que lo que miramos en el otro es lo que no queremos mirar en nosotros… y es que muchas veces la pareja suele ser espejo de nosotros mismos…

Y entonces, ¿Cómo podemos exigirle al otro lo que no somos capaces de hacer nosotros?

No hay comentarios: