miércoles, 10 de octubre de 2012

¿Hijos malos de padres buenos?

Se dice que el ejemplo de los padres influye mucho en la conducta de los hijos: si en el hogar existe indiferencia, los hijos tomaran sus propias riendas; si hay comunicación y comprensión, los hijos actuaran como consecuencia de esos ejemplos.

Estos son los casos directamente proporcionales pero ¿qué pasa cuando no es así? Cuando ¿los hijos toman riendas equivocadas? ¿Quién tiene la culpa? ¿Ellos o los padres? Una muchachita que se embaraza fuera del matrimonio, un joven que acepta droga, aunque sus padres mantienen una relación estable y su propio comportamiento es visiblemente ético. ¿Qué es lo que sucede en estos casos? ¿Por qué el ejemplo de los padres no influyó en ese hijo/a? Dos cosas influyen en estos casos: la libertad del hijo y el medio ambiente en donde ese hijo/a se desenvuelve.

El ser humano tiene capacidad de libre albedrío.

Nuestros hijos también tienen libertad pero es mucho más débil por la cultura hedonista y fácil.

Además todo implica sensualidad, diversión y placer. Por lo tanto los jóvenes de hoy están más propensos a caer en tentaciones.

No debe buscarse culpables sino responsabilidad. No culpabilidad sino responsabilidad.

Visto de esta manera, los padres somos corresponsables de la educación de los hijos. ¿Qué se puede hacer para evitar esto?

Tenemos que ocuparnos de 3 cosas:

1.- Prevenir desde muy temprana edad (8 a 12 años)

2.- Educar la voluntad y el uso de su libertad con nuestro ejemplo.

3.- Estar atentos y observar su evolución de comportamiento y el entorno en el que lo desarrollan para corregir y tener respuestas a los nuevos desafíos.


Texto base tomado de: http://www.churchforum.org

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