jueves, 2 de junio de 2011

Capítulos de nuestra vida...

Vida… una corta palabra que encierra casi siempre muchas décadas y que no dice mucho.



Como hacemos para que diga algo? Dividimos a la vida en etapas… en períodos. Generalmente están los naturales… niñez, adolescencia, adultez, ancianidad… otras podemos definirlas por los acontecimientos que nos acompañaban. La escuela, la secundaria, la universidad, la vida laboral…



Muchas veces las etapas se mezclan y trascienden de una etapa a la otra… Estas son las relaciones con otras personas… la familia, las novias, los amigos… los hijos.



Todo lo que comienza tiene un final que no siempre conocemos cuando será.



Hay finales que como los sabemos o intuimos, los esperamos y llegan y los archivamos en los recuerdos. Hay finales que, nos sorprenden. Llegan a nosotros por sorpresa. Por asalto y al no estar incluidos dentro de lo “previsto”… molestan, duelen y muchas veces nos resistimos a aceptarlos y nos negamos a ponerlos en el archivo de los recuerdos.



¿Qué nos pasa entonces?



Nos pasa que se transforman en pequeños monstruos que nos impiden vivir en mayor o menor medida. Dependerá de que tan grande sea ese monstruo.



Es necesario saber cuándo una etapa de la vida termina. Si insistimos en ella, en aferrarnos más allá del tiempo necesario, perdemos la alegría y el sentido de todo lo demás. Aprender a “cerrar círculos o puertas o capítulos” o como queramos llamarlo es lo que tenemos que hacer.



¿Se acabó tu relación, tu trabajo?,¿Tienes que dejar esa casa?, miles de situaciones… pueden ser y lo que No puede ser es pasar mucho tiempo de nuestro presente "revolcándonos" en los por qué, en revisar y tratar de entender por qué sucedió tal o cual hecho y que tendríamos que haber hecho… Lo que tendríamos que hacer es no preguntarnos que “tendríamos que haber hecho” porque ese tendríamos no resolverá lo que sucedió y nuestro desgaste será interminable y nos robará el sueño.



En la vida Todos, tú, yo, nuestros amigos, los hijos hijos, los hermanos, todos y todas iremos cerrando capítulos, daremos vuelta la página, finalizaremos cada etapa y cada momento de la vida y seguiremos adelante.



No podemos vivir el presente añorando el pasado. Ni aún preguntándonos por qué. Lo que pasó, pasó! Punto… hay que soltarlo. No podemos ser niños eternos, ni adolescentes tardíos, ni empleados de empresas inexistentes, ni tener vínculos con quien no quiere estar vinculado a nosotros. ¡Los hechos pasan y hay que dejarlos ir! Por nuestro bien y de todos los que nos rodean.



Es por eso que a veces es tan importante destruir recuerdos, hacer regalos, cambiar de casa, romper papeles, tirar documentos, y regalar libros.



Muchas veces para favorecer los cambios internos podemos ayudarnos cambiarnos por fuera. ¿Cómo? Muy fácil… cambiar el look, comprarnos algo que nos guste… ropa, calzados… cosas que nos hacen bien y actuarán como llave para cerrar la puerta de la etapa vieja y abrir la puerta de la nueva etapa. Estos cambios externos pueden simbolizar el cambio interior hacia la superación.



Dejar ir, soltar. En la vida hay que aprender a perder y a ganar. Hay que dejar ir, hay que dar vuelta la página, hay que vivir sólo lo que tenemos en el presente… porque si no lo hacemos perderemos el “foco”.



Nada pero Nada de lo que hagamos hoy puede modificar los hechos del pasado, ya pasó. No hay que esperar que nos lo devuelvan, no esperemos que nos reconozcan, no esperemos que alguna vez se den cuenta de quiénes somos… Si soltamos el resentimiento y el rencor nos abandonará y no nos envenenara más… no arruinaran nuestro hoy.



Andar por la vida dejando "puertas abiertas" por si acaso, nunca podremos desprendernos y tampoco vivir lo de tenemos hoy con satisfacción. ¿Noviazgos o amistades que no se cierran?, ¿Posibilidades de regresar? ¿Para qué? ¿ Para más de lo mismo?, ¿Necesidad de aclaraciones? , ¿Palabras que no se dijeron?, ¿Silencios que lo invadieron? Si puedes enfrentarlos ya y ahora, hazlo, si no, déjalos ir, cierra… olvídate. Charla contigo y convéncete que no vuelven, no por orgullo ni soberbia, sino porque haz entendido que tú ya no encajas allí en ese lugar, en ese corazón, en esa habitación, en esa casa, en ese trabajo… en lo que sea.



Eres otro. Nada ni nadie es indispensable. Ni persona, ni lugar, ni trabajo.



Es un proceso de aprender a desprenderse y a desobligarse, y se puede lograr porque nada ni nadie nos es indispensable. Sólo es que nos hemos acostumbrado, el apego y la necesidad se hicieron presentes.



Así que cierra, clausura, limpia, tira, oxigena, despréndete, sacúdete, suéltate de todo lo viejo, de todo lo que es lastre y comienza a salir adelante. Ganarás en tranquilidad, mejorará tu sueño… y… bien dormido, descansado… podrás dar comienzo a lo que verdaderamente deseas… Vivir tu vida! Así es la vida.

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