lunes, 28 de diciembre de 2009

Me compré un GPS

Así no me pierdo más… como en la vida….

Frase muy común hoy en día… donde la velocidad y el ruido externo nos abruman y no nos permiten visualizar lo que queremos y nos hace perder el rumbo.

Como hacemos para no perdernos?

Cómo hacemos para encontrar el camino?

No es tarea sencilla, todo lo contrario… No “perderse” o “encontrar” el camino es complejo no por eso en “SI” sino por todo lo que implica.

La única manera de no perderse es conocerse a si mismo, saber lo que “uno quiere" y tener la decisión de luchar por ello.

Con esto aprendido, lo demás es tarea sencilla.

Pero, ¿porqué nos “perdemos”?

Cada vida es única y no es posible hacer un análisis que a todos nos muestre los porqués, pero si es posible dejar una punta de la madeja para que cada uno comience a tejer sus porqués.

Por éstos días, y desde ya hace unos 20 años y según sea el país más aún… el ritmo de vida se ha hecho tan acelerado y la avidez de cosas materiales que muestren nuestros logros a otros nos han obnubilado. Nos han cambiado el “foco” de las cosas y cuando nos preguntamos ¿Dónde estamos? ¿Por qué estamos? Ó ¿Cómo llegamos? Las respuestas son vacías y no encontramos el sentido de ellas… o el sentido que oportunamente tenía una gran importancia dejó de tenerla… pero si hemos dejado en el camino recorrido gran cantidad de valores que creíamos obsoletos y ahora son irrecuperables, aún cuando ahora reconocemos tenían y tienen un valor inmensurable.

Claro que cuando nos damos cuenta de esto generalmente es tarde ya que muchos caminos que transitamos no es posible desandarlos, pero no es tarde si miramos adelante.

No importa que tan lejos del camino que deseamos y necesitamos podamos estar, siempre es posible regresar a él y hay que trabajar en eso, todos los días un poco… en forma persistente… para nosotros y para quienes nos rodean… que disfrutaran de lo auténtico de nosotros y así podrán tener una mejor relación.

Y ¿como se hace para encontrar el camino y no perderse?

Hay que decidir alejarse de todo lo que nos ensordece, de todo lo que desvía nuestra atención y de todos aquellos “falsos profetas” que nos muestran vidrios de colores diciendo son piedras preciosas.

Hay que decidir abandonar el ritmo de vida vertiginoso en el que vivimos, alejarnos del ruido diario y comenzar a escuchar que dice nuestro interior….

¿Qué no escuchamos nada?

Es posible, al principio.

Es porque nuestro interior habla con una voz muy tenue y tenemos que prestar atención para escucharla.

Si no nos gusta la vida que tenemos, si nos parece vacía y sin compromiso… tenemos que decidir que hacer con eso… continuamos “vegetando” o hacemos un cambio.

Seguramente la decisión de hacer un “cambio” traerá consigo un sin número de inconvenientes y dolores pero, serán insignificante frente a los beneficios que vendrán. No será en forma inmediata, pero será tan rápido como nosotros queramos “limpiar” nuestro interior y encontremos el rumbo.

A veces, estas decisiones implican dejar a ciertas personas que hoy nos parecen importantes… pero vistas a la distancia son nocivas ya que sus opiniones nos confunden, nos alejan del camino… no diría con mala intención pero muchas veces lo bueno para otros no es lo bueno para nosotros y mucho menos lo mejor.

Así que hay que ir cortando en forma muy precisa y con mano firme ya que esos podrán permanecer, aunque con otra categoría…

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