martes, 20 de marzo de 2012

Y si volvemos a enamorarnos de nuestra pareja?

Encontrar pareja no es algo fácil… es una de las cosas más complejas que hay sobre este mundo.

Infinidad de cuestiones visuales, culturales y sensoriales deben encontrarse y “ponerse de acuerdo”, si de alguna manera podemos llamarlo.

Como esto no es suficiente… pasa que siempre es posible (de hecho siempre sucede) que los integrantes de la pareja “crezcan” diferente… en sus carreras, en sus amistades, como personas… y si este crecer diferente es importante comienzan los problemas y la ruptura se hace cada día más evidente.

Esto no pasa si en la pareja prima el deseo de alcanzar los objetivos de uno y otro juntos… De hecho esa era la promesa… y si nadie la rompe los resultados pueden ser realmente asombrosos.

Porque?

Porque aunque el crecimiento de la pareja sea desparejo o en diferentes direcciones, si ambos lo desean, es posible cumplir los deseos, objetivos o metas de ambos. Lo único que cambiará es el hecho que esos deseos no se darán en el tiempo que ese miembro de la pareja deseaba sino que llegará por adelantado o algo más tarde… dependiendo de cómo fue que concensuaron dirigir las energías de ambos en eso.

En general, las parejas se rompen por intolerancia, por atender a mandatos “externos” y desoír a los mandatos internos… quiero decir que se escuchan los pensamientos y no los sentimientos.

Tantas veces he escuchado que la pareja “pesa”, que es un “lastre” como una pesada carga que nos impide llegar a demostrar a “quien sea” (padre, madre, o a nosotros mismos en forma vertiginosa)… todo lo que valemos.

Y esto… ¿tiene sentido?

Claro que SI… desde lo racional… pero comienza a tenerlo cuando se nos a “formateado” el cerebro desde chicos en que “tenemos que ser como Superman” y poder con todo lo que se nos presenta en el camino. Tomar los desafíos y desechar todo lo que nos hace andar lento.

En cambio, si vemos la misma situación desde el corazón… todo cambia y lo que parecía tener sentido deja de tenerlo.

Es que en realidad, eso que pensábamos era un “lastre” era nuestro combustible, nuestro apoyo cuando estuviésemos por claudicar ante las dificultades… Ese “lastre” era la voz amable que nos decía cuando parar un poco… cuando abandonar la “carrera” aunque sea por un tiempo.

Ese “lastre” que desechamos era en realidad lo que nos daría la posibilidad de alcanzar las metas enteros… sin dejar nuestra paz interna… afrontando todas las dificultades porque sabíamos que siempre, cuando llegáramos a casa, estaría ese “relevo” mental que nos permitiría desechar nuestras frustraciones cada vez que algo no salía como queríamos.

Este Día de los Enamorados, en lugar de sólo gastar plata en algún regalo, podríamos dedicarlo a hacer una revisión profunda de nuestra relación amorosa. Al principio, cuando nos enamoramos, sentíamos que nuestro hombre era Superman: bello, inteligente, único, con superpoderes. Con el paso del tiempo y la rutina, ese hombre perfecto, Superman, que todo lo hacía bien, por momentos se transforma en un Clark Kent aburrido, con panza, que nunca hace nada bien. ¿Cómo pasamos de una cosa a la otra?

Lo mejor que podemos hacer es vivir nuestro amor como si fuese Un amor de película

Como es el amor y las relaciones humanas?

Cuando apenas nos enamoramos, vemos (y nos importa) todo lo bueno de la persona. 'No vemos nada más que sus cualidades, y las vemos magnificadas.

Ese ser es extraordinario y a mi me toco en fortuna conocerlo y se nos genera una sensación de entusiasmo absoluto: todo lo que el amado hace es algo absolutamente increíble.

Todo el enamoramiento nos da una energía descomunal y estamos en una situación de euforia.

Esto es así gracias a las hormonas. Sí, pero también es cierto que muchas cosas de esa pareja que aun hoy en día nos siguen encantando. El tema es que podamos reencontrarnos con ellas. Volver a valorar sus virtudes, 'reenamorarnos' cada día.

Y, sobre todo, saber que apostar a una pareja va más allá de los estados de euforia: es un compromiso que hay que cultivar y por el que vale la pena trabajar.

De ser “lo más” a ser “aburridos”… como pasó?

¿Qué pasó? Éramos felices, radiantes, enamorados. Nos animamos a la convivencia, al casamiento y hasta a tener hijos. Pero… siempre hay peros… no sabemos cómo, casi de un día para el otro, nuestro superhéroe ¡parece un sapo!

¿Cambió? ¿O simplemente fue que nosotros cambiamos nuestra visión y bajamos del pedestal de la adrenalina al mundo de los reclamos y la insatisfacción?

Los que han estudiado mucho esto dicen que es que dejamos de sentir ese éxtasis enceguecedor (más aun si el objetivo 'procreación' ya ha sido cumplido).

En el caso de las mujeres… sí, hora de admitirlo: las mujeres son complicadas. ¿Les pasa lo mismo con un par de zapatos? Los ven, los desean, les quema por dentro, no aguantan más, quieren ir a comprarlos y cuando los tienen, los usan encandiladas una, dos, ¿tres veces? Y después… se olvidan que los tienen y van por más!!!

Porque en el mundo de las emociones, lo 'seguro' no motiva. Nos provoca más aquello que no tenemos, las ilusiones que anhelamos y que van cambiando todo el tiempo. ¡Amaba los zapatos, pero ahora que los tengo, ya está, me aburrí de nuevo!

Por suerte, la pareja que elegimos es mucho más que un par de zapatos y merece que nos demos cuenta de que aún hay mucho por recorrer. Que en aquellos momentos de supuesta 'rutina' podemos volver a sentir “mariposas” en el estómago.

Cuando nos damos cuenta de que uno de los problemas es nuestra manera de ver las cosas, se puede hilar más fino. En las relaciones, es común pasar de un estado de “con todo podemos” a ser "lo peor de todo".

Con nuestra pareja nos pasa lo mismo: un día la vemos brillar en su trabajo, convertirse en un Superman a la que todos admiran y aplauden. Inmediatamente, en lugar de admirar como cuando nos enamoramos, pensamos que está saliendo con alguien de la oficina, porque está demasiado radiante. Al otro día, en casa, lo vemos de “entre casa”, y lo odiamos. Clark Kent se transformó en Homero Simpson.

Conclusión: cuando la pareja es de carne y hueso con defectos, no la queremos. Cuando es como Superman, tampoco la queremos porque es superpoderosa y vuela lejos de casa.

Además, tampoco somos una cosa o la otra, pero, internamente, nos creemos mucho más fuertes de lo que en verdad somos. Y eso nos da una ilusión de que tenemos todo bajo control (¡con lo que nos gusta el control!).

Aunque, en realidad es que necesitamos lo mismo que Superman y que Clark Kent: sentir que nos valoran y que nos quieren más allá de lo que hacemos bien o mal...

Con la vida, nos vamos mareando y perdiendo el foco de lo importante. En la pareja, terminamos teniendo diálogos invertidos. Una superpoderosa le habla a Homero Simpson y lo critica, le reclama, lo vuelve loco. El Superman le habla a la parte débil nuestra, que siente que ya no puede más y ve a Superman en un pedestal, exitoso, que ignora las dificultades domésticas, señalando lo que se debería hacer con esto y lo otro.

Otras veces se trata de dos superhéroes sosteniendo un diálogo de locos sobre quién tiene el superpoder más grande, o de dos pobrecitos angustiados… en ambas situaciones el resultado es el mismo. Caminos separados.

Pocas veces hablamos desde lo que de verdad somos y nos vemos tal cual somos. Nos cuesta sincerarnos. El primer ejercicio que podemos poner en práctica es hablar de lo que nos duele.

El hablar es mágico: nos humaniza frente al otro, nos desnuda y genera ternura. Es importante entonces observar estos diálogos cruzados, evitarlos o, al menos, darnos cuenta de qué están conversando estos 'personajes' y que nuestra verdadera esencia está en otra parte y debemos mostrársela a nuestra pareja lo más honestamente que podamos.

Este el primer paso hacia convertir nuestra relación en algo más sólido y tangible, dejando el mundo de fantasías para la Tele.

Ya comenzamos a hablar… ¿y ahora?...¿Cómo recuperamos la motivación?

La motivación se recupera aumentando el autoestima…mejorando “que sentimos” respecto de nosotros… viéndonos mejor mejorando nuestro aspecto… un corte de pelo.. algo más delgado… mejorando alguna parte del cuerpo que no nos gusta… en fin… hay muchas maneras de ganar autoestima y vernos mejor…
Esto nos da entusiasmo y nos hace sentir más deseados, más fuertes e importantes; nos sube la autoestima. Sin dudas esto es atractivo, adictivo y lo extrañamos cuando no está. Pero lo cierto es que no dura. Lo que dura, a largo plazo, es quedarnos junto con la persona que elegimos, construyendo una vida juntos.

El enamoramiento es el gran 'motivador' para formar una familia, mantenerla, cuidarla, introducirla en sociedad y sacrificar otras motivaciones que compiten con esa, como la libertad, la falta de preocupaciones, el seguir explorando, viajando, cambiando de trabajo, etc. Nuestro gran desafío es seguir generándonos en nosotros mismos esa motivación: seguir construyendo el vínculo con un entusiasmo más constante.

Lo cierto es que lo que nos unió en un primer momento no sigue vigente.. cambia por otras cosas. Nuestra vida tiene ahora muchos más focos: desde llevar una casa de a dos adelante, los hijos, nuevos desafíos personales...

Sin embargo, y, por suerte, esa pareja tiene muchos más matices para nosotros que aquel Superman de brillantes colores que nos hacía sentir protagonista de una película de amor. Tiene más matices porque ahora es real, y todo lo construido entre los dos es mucho más sólido que el 'enamoramiento'.

El vínculo ocupó el espacio que antes tenía la ilusión. Y esto es lo que hace fuerte a los lazos.

jueves, 8 de marzo de 2012

Afrontar la inseguridad

La ansiedad o el insomnio se incorporan a nuestro día a día cuando vivimos con incertidumbre, sin saber qué nos depara el futuro.

La mala economía ha provocado que vivamos en una época de incertidumbre.

Esta situación genera condiciones para que las dificultades para mantener o encontrar un empleo y la imposibilidad de saber cuándo mejorará la crisis nos provoca indecisión, inseguridad y malestar en muchos de nosotros, y se pueden radicalizar los puntos de vista.

Para intentar sobrellevar esta incertidumbre, hay que echar mano a la capacidad que tenemos para sobreponernos al malestar psicológico, tejer una buena red social y afectiva, mantener alta la autoestima y abusar del pensamiento positivo.

Las crisis hacen que aumenten, año tras año, las consultas a psicólogos y psiquiatras. La incertidumbre reinante complica nuestra salud psicológica y es buena la ayuda de un profesional pero para que sea efectiva tenemos que estar abiertos para permitir pensar y sentir en voz alta en cada consulta.

La ansiedad y el insomnio son dos de las fuentes de malestar más directamente relacionadas con la incertidumbre.

El no saber qué depara el futuro, de ponerlo en cuestión, que se ha agravado con la coyuntura económica actual le da pan a la incertidumbre y se apodera de nosotros la ansiedad y el insomnio.

Generalmente estamos más preparados para la adversidad que para la incertidumbre.

¿Cómo superamos la adversidad?
Generalmente es fácil. Nos ayudamos con nuestra “red social”… amigos, familia… que nos ayudan a superarlas muchas veces sin saberlo… Nosotros sabemos podemos contar con ellos y muchas veces con eso BASTA.
Hoy, el ser humano está cada vez mejor preparado para resistir las adversidades, pero aún así muchas personas tienen problemas para lidiar con la incertidumbre.

¿Qué hacer para sobrellevar la falta de certeza?
Tenemos que apelar a nuestra capacidad para sobreponernos a las épocas y situaciones de malestar psicológico, tejer una buena red social y afectiva, mantener en forma la autoestima y recuperar el pensamiento positivo.

El pensamiento positivo y un autoestima en forma nos hace estemos preparados para saber que “el NO saber que pasará mañana” no tenga relevancia frente al saber que está pasando ahora y eso es suficiente para reducir los efectos negativos de la incertidumbre.

Vivir a medias el presente, sumado a una autoestima baja y un pensamiento no positivo hacen que el NO saber que nos depara el futuro tome una relevancia muy importante que no podemos manejar.